Pasan los años y la cotización de las versiones deportivas del Peugeot 205 (GTi y Rallye, fundamentalmente) continúa en aumento. No es de extrañar si pensamos que este modelo tiene un palmarés en competición envidiable con dos victorias en el Mundial de Rallyes y otras tantas en el París Dakar.

Además, todavía hoy es bastante habitual ver algunos 205 disputándose los tramos en nuestros rallyes nacionales y es que, sin duda, se trata de un coche de concepción moderna, toda una alternativa económica y eficaz frente a compactos como el Golf en su época, que al igual que éste ha resistido con entereza el paso del tiempo. La versión que nos ocupa, el GTi, se lanzó en 1984 con motor 1.6 de 105 caballos pero Peugeot no dejó de afinar su ‘bomba’ y trabajó a fondo para aumentar su potencia a los 115 caballos en primera instancia y después a los 130 con la incorporación de un nuevo bloque de 1.9 litros en una segunda entrega absolutamente espectacular, que incluía detalles de primer nivel como las llantas de aleación de 15 pulgadas con neumáticos 185/55 R15.

El reencuentro con el Peugeot es sobrecogedor. La unidad que nos ha cedido amablemente su propietario para esta comparativa está en un estado impecable.

Ya en el interior apreciamos la cuidada decoración interior y como los materiales han resistido con brillante entereza el paso del tiempo. El motor de 1.905 cc se pone en marcha emitiendo un fino rugido que nos encandila. Nada más ponernos en marcha percibimos sensaciones de conducción muy directas. La respuesta del motor resulta excitante, incluso desde un régimen medio/bajo, permite aceleraciones y recuperaciones muy buenas, el manejo del cambio de cinco marchas resulta preciso y bastante rápido y el bastidor se desenvuelve con sorprendente facilidad en las zonas más viradas. Eso sí, el ajuste de suspensión en nuestra unidad resultaba especialmente duro, al equipar unos amortiguadores más firmes que los de serie.

En cualquier caso, si el 205 nos dejó un gran sabor de boca en carretera, en ciudad por el contrario resulta bastante más manejable el 207 GT THP que, por cierto, aunque estéticamente no esté a la altura de su antecesor, en prestaciones y comportamiento dinámico sí da la talla. Es una lástima que Peugeot retirase en 207 RC 1.6 T de 175 caballos, que era pariente más directo de este 205 y resultaba un punto más incisivo que éste. Sin embargo, también hay que decir que no defrauda tanto por el rendimiento de su motor -de origen BMW- como por la nobleza y eficacia de un chasis con una magnífica puesta a punto, que logra un buen equilibrio entre eficacia y confort. Sin embargo, algunos elementos como el cambio manual, también de cinco velocidades, desmerecen un poco el conjunto y de hecho resulta llamativo que haya tan poca diferencia entre la caja de cambios de ambos modelos a pesar de la diferencia de edad.

Así las cosas, parece razonable que al término de la jornada, todos los asistentes a esta comparativa prefirieran el modelo antiguo al moderno.

Sobre todo porque en su día Peugeot se atrevió a sacar una de las versiones más deportivas y completas de su 205 también en plena crisis automovilística, en el año 1984, mientras que ahora en una situación parecida se decantó por suprimir el RC del 207 para conformarse con este GT de 150 caballos.

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