Recorrer Italia en coche o cámper ofrece una experiencia única para los viajeros. Hacerlo así les da una libertad total para explorar a tu propio ritmo, además de darles la posibilidad de acceder a lugares y paisajes remotos e impresionantes.

Además, llevando un vehículo propio es posible detenerse en mercados y restaurantes fuera del circuito habitual, disfrutando a tope de la gastronomía local. En Italia, alejarse de los flujos habituales del turismo que se concentran en Roma o Nápoles permite descubrir una naturaleza variada e impresionante, pueblos llenos de encanto en las montañas y localidades pesqueras llenas de buena comida.

Para dar a conocer parte de esos caminos inexplorados, Lonely Planet acaba de editar ‘Italia. Las mejores rutas en coche y cámper’, un libro que contiene 40 itinerarios inolvidables, llenos de recomendaciones, que nos permitirán disfrutar de la libertas de la carretera pero a la vez sacar el máximo partido de nuestro tiempo en aquel país.

Lonely Planet. Las mejores rutas en coche y cámper por Italia

Las mejores rutas en coche y cámper por Italia

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Hoy le dedicaremos este artículo a una de estas rutas, una que recorre las estribaciones de los Alpes Bergamascos y los puertos de montaña del Parco Nazionale dello Stelvio, en la región fronteriza del norte de Italia. La ruta puede realizarse tranquilamente a lo largo de unos 6 días y recorre unos 324 kilómetros.

1. Alto Lario

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Francesco Vaninetti Photo//Getty Images

La ruta comienza en las localidades de Dongo, Gravedona y Sorico que en el pasado se independizaron y formaron la república de las Tre Pievi (las tres parroquias). En su momento fueron el epicentro de la herejía cátara, pero hoy son un codiciado destino de deportes acuáticos, ya que se encuentran junto al lago Como (también conocido como Lario).

Un poco más arriba de la orilla del lago, en lo alto de la meseta, la Chiesa di Sant'Eusebio ofrece vistas al lago y frescos del pintor Giovan Mauro della Rovere, más conocido como Il Fiammenghini, que encontró refugio en el lugar tras haber asesinado a un hombre, e hizo penitencia pintando el Juicio Final.

2. La Valtellina

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Buena Vista Images//Getty Images

Esta región comprende todo el valle del río Adda, al que se asoman pueblos y viñedos desde las laderas de los Alpes Bergamascos. En estas tierras crecen las vides de la variedad nebbiolo, en terrazas que se construyeron a mano durante generaciones. En Sondrio se pueden visitar, previa cita, las bodegas de Arpepe y, en Chiuro, la de Nino Negri.

Tirano es el pueblo que no se debe dejar de visitar al pasar por esta zona, punto de partida del Trenino Rosso del Bernina, una vía férrea que desafía la ley de la gravedad, atraviesa 196 puentes, corona el puerto de Bernina (2253 m) y cruza el glaciar Morteratsch para llegar a St Moritz (Suiza).

3. Bormio

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Massimo Borchi/Atlantide Phototravel//Getty Images

Situado a 1225 metros de altitud, Bormio fue el centro de una región conocida como la Magnifica Terra. La mayor parte del territorio pertenece hoy al parque nacional más grande de Italia, el Parco Nazionale dello Stelvio, un lugar con un centenar de glaciares, entre los que figura el mayor de Europa, el Ghiacciaio dei Forni.

Un conocido destino montañero, el parque es frecuentado por excursionistas, atraídos por la bien organizada red de refugios de montaña y senderos señalizados, aunque también hay un par de buenas estaciones de esquí, en Solda y el Passo dello Stelvio, en funcionamiento todo el año.

En el centro medieval de Bormio se encuentran los Bagni di Bormio, de los que ya habló Plinio el Viejo y a los que acudía Leonardo da Vinci.

También es muy recomendable desviarse de la carretera principal de Bormio a Merano por la pintoresca SS40 hacia el antiguo municipio aduanero de Malles. Además de su centro histórico y las iglesias góticas, allí se puede visitar el cercano Marienberg, el monasterio benedictino más elevado de Europa.

4. Merano

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Sergey Alimov//Getty Images

Este es el lugar al que, en el s. XIX, los centroeuropeos iban a descansar, a hacer una "cura de uvas" y, quién sabe, a vivir un romance, o dos. En tiempos de los Habsburgo el balneario era ya un destino muy popular; la tradición terapéutica de la ciudad se ha consolidado con la moderna remodelación de las Terme Merano. En verano se puede nadar en 12 piscinas exteriores, junto a jardines con palmeras y picos nevados al fondo.

Se puede dedicar un día entero a los jardines botánicos del Castel Trauttmansdorff. Exóticos cactus y palmeras, y parterres de lirios y tulipanes cubren las laderas que rodean el castillo donde Sissi (la emperatriz Isabel) pasaba los veranos.

5. Castello Firmiano

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Feng Wei Photography//Getty Images

Conocido como Corona de Segismundo, las expansivas murallas de este castillo rodean la cima de la colina que domina Bolzano y Appiano como una diadema. Disputado durante más de 1000 años, se convirtió en el símbolo de la independencia del Tirol y actualmente acoge el Museo Messner Mountain que lleva el nombre del célebre alpinista Reinhold Messner.

Al sur del castillo se extiende Südtiroler Weinstrasse, una ruta del vino que serpentea por el valle del Adigio siguiendo la SP14 hasta Trento. Está bordeada de bodegas aunque el núcleo de la región es Caldaro.

6. Trento

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Sir Francis Canker Photography//Getty Images

En los turbulentos años de la Reforma aquí se celebró el Concilio de Trento, que inició la Contrarreforma contra la escisión protestante. La actual Trento es menos seria, con calles decoradas con frescos.

En la plaza principal, la antigua residencia del obispo, ahora Museo Diocesano Tridentino, exhibe manuscritos y cuadros iluminados que describen el famoso concilio.

7. Rovereto

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Aldo Pavan//Getty Images

En el invierno de 1769, Leopold Mozart y su hijo visitaron esta localidad. Los melómanos acuden en peregrinaje a la Chiesa di San Marco, donde el genial Wolfgang, con 13 años, cautivó a los vecinos.

La ciudad aún conserva sus callejuelas, pero es aún más interesante el Museo di Arte Moderna e Contemporanea, uno de los mejores museos de arte del siglo XX de toda Italia. Diseñado por el arquitecto Mario Botta, atesora grandes obras como las Cuatro Marilyns (1962) de Andy Warhol, varios Picassos y otras famosas obras del arte contemporáneo.

Vía: Men's Health ES