En una recientes declaraciones a los medios de comunicación, Pere Navarro, el vigente director de Tráfico se mostró abierto a elevar la velocidad a la que sancionan los radares de nuestras carreteras. En sus propias palabras, “si hay que dar más margen, se da más margen y no pasa nada” pero realmente, algo sí que pasaría y es que la DGT estudia esta medida por un motivo muy claro.

Cada vez son más las sanciones de tráfico pendientes de cobro que se acumulan en la Administración y lo hacen al ser admitido su recurso por este mismo motivo: un margen de error demasiado escaso. Si a esto le añadimos el nuevo marco que ha quedado tras la bajada de los límites de velocidad en nuestras carreteras convencionales, tenemos como resultado unas estimaciones que apuntan a que este tipo de sanciones y recursos podría triplicarse en los próximos años.

En la misma línea, cabe recordar que los planes de Navarro pasan por modificar las sanciones actuales y administrar una multa económica y una pérdida de puntos mayor para los excesos de velocidad; algo que necesariamente acarreará mayores recurso y que la DGT lo sabe. "Lo que queremos es evitar discusiones evitables", aseveró.

Cabe recordar que, actualmente, los radares fijos aplican un margen de error del 5%, los móviles del 7% y los de tramo y aéreos –como los Pegasus– elevan esta cifra al 10%. No obstante, con el posible cambio en los márgenes de error de los radares, la DGT evitaría tanto recursos tediosos, como unas sentencias desfavorables en pro de la indefensión del automovilista que aunque en los últimos años han ido descendiendo, en cifras absolutas todavía siguen siendo numerosas.

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Jose Carlos Luque

Experto y apasionado del motor y la comunicación en todas sus formas, recalé en Car and Driver a finales de 2007 y desde 2016 dirijo este site. Periodista de vocación y formación, conservo buenos contactos en el sector y trato de que la información que leas aquí sea la más inmediata, completa y veraz. Pero también realizo pruebas, comparativas, noticias, entrevistas... y en mis ratos 'libres' crío a tres niños pequeños que –con diferencia– es el trabajo más duro de todos los que he hecho jamás.