Ante la duda, sanción. Eso es lo que hacen una parte de los agentes del Servicio de Estacionamiento Regulado de la capital si se encuentran un coche estacionado en una plaza para discapacitados físicos aún teniendo la tarjeta que los identifica como tales. Y es que como comunican desde el CEA, en Madrid se está extendiendo las imitaciones de las cartulinas que se colocan en el parabrisas empleadas por muchos conductores que no desean dar vueltas en la búsqueda de un sitio libre. Como no hay forma de comprobar in situ si esa licencia es legal o no, se opta por multar. Y el importe de las mismas no es que sea asequible.

Como indican desde este organismo, la presunción de inocencia queda en un segundo plano en favor del cobro de un recargo, además de que el automovilista tenga que demostrar que es inocente en un proceso que dura semanas al tener que presentar a la administración la documentación original o una fotocopia compulsada que le autoriza a disponer de este distintivo de forma correcta.

Al respecto, el juzgado de lo contencioso-administrativo de Madrid ha dictado ya una sentencia que deja sin efecto a la multa porque “el expediente debería haber sido archivado” ya que el distintivo era original y se estaba notificando de manera errónea.

Massa prefiere el respeto de la gente a un trofeo