Es fácil a la hora de pensar en el mantenimiento de un vehículo priorizar la limpieza de la carrocería, cambiar el aceite al motor, mantener los niveles de refrigerante, e incluso cuidar que el combustible que usamos sea de una calidad óptima. Tareas que efectivamente son básicas para el mantenimiento estándar de un coche pero que no son los únicos elementos a los que prestar atención. Otros tantos, incluso ocultos o desconocidos, se nos pueden pasar por alto fácilmente.

Para que nos hagamos una simple idea, solo la transmisión del vehículo supera los 400 componentes, y la carrocería, que es una conjunción de chapas, arandelas y tornillos aparentemente sencilla, se compone de hasta 500 piezas. Por esta razón, es recomendable, tal y como señalan desde SPG Talleres, que al menos una vez al año, llevemos el coche a revisión y profesionales de la mecánica nos indiquen el estado general de todos estos elementos y que no se nos pase el cuidado de las fijaciones, piezas y articulaciones que en muchas ocasiones afectan al rendimiento del motor, pero también del climatizador, elevalunas o incluso a los asientos. ¿Qué puntos de lubricación forman parte de un vehículo?

1.- Aceite para el motor.
Es el primero que se nos viene a la cabeza, y por importancia es un puesto que bien merece. No lubricar con aceite específico a nuestro vehículo puede suponer que casquillos de biela, levas y otros elementos esenciales del motor puedan llegar a fundirse ante las altas temperaturas alcanzadas dentro del capó sin un aceite que las lubrique. Es el efecto que conocemos como “gripaje” del motor.

En las cajas manuales o pilotadas el aceite no necesita ser cambiado a menos que se produzca avería.

Tan importante como usar aceite lubricante es acudir a la tipología adecuada según nuestro vehículo, pero, sobre todo, según las temperaturas a las que frecuentemente expongamos el automóvil. Por ello, no es lo mismo acudir a un taller para un cambio de aceite en Sevilla, donde puede que nos recomienden según el manual del fabricante un 10W40 o incluso 10W50 como óptimo, que acudir a un taller en Girona, donde a priori sería más probable (el manual de fabricante tendría la última palabra) que recomendaran un 5W40.

2.- Caja de cambios.
Ya vamos entrando dentro de las piezas cuyas necesidades de lubricación no son tan evidentes. Como todos los elementos (en mayor o menor medida) de un vehículo, la caja de cambios también necesita mantenimiento dependiendo de su tipología.

Por suerte para los despistados, en el caso del aceite que usan para su funcionamiento las más comunes en España (las cajas manuales o pilotadas) no necesita ser cambiado a menos que se produzca avería. Caso en el que sería el propio mecánico el encargado de darle lustre de nuevo.

En el caso del aceite de motor hay que tener en cuenta las temperaturas a las que expongamos el automóvil.

En otros tipos de cajas como las de doble embrague, depende del diseño: los secos no necesitan cambio al igual que los húmedos de dos depósitos. Sí debemos prestar atención a los embragues húmedos de un solo depósito (a cambiar entre los 40.000 y 80.000 km aprox.), las cajas CVT (de transmisión continua variable) con sustituciones de 3 a 5 litros de aceite entre los 60.000 y 150.000 km, y por último a las cajas automáticas con convertidor de par, a cambiar entre los 30.000 y 150.000 km.

3.- Aire acondicionado.
Uno de los grandes olvidados, incluso cuando su falta de lubricación produce averías. El motivo es que cuando un climatizador se estropea por falta de lubricante en la zona del compresor y la aguja de la válvula de expansión, no reparamos en que esta sea la causa o probablemente la achacamos a otras posibles como los filtros o el desuso durante estaciones menos cálidas o frías.

También es un gran olvidado puesto que es una tarea propia del mantenimiento del mecánico y no del usuario, no solo por su complejidad, sino por la tipología del producto a usar y porque forma parte de la revisión de este sistema.

Puntos de engrasado a tener en cuenta en nuestro vehículo

Pese a que las grasas también actúan como lubricantes, es tan común el desconocimiento de su uso que bien merecen un apartado específico. El motivo por el que son aún más desconocidas que el uso de aceite en partes como el aire acondicionado es porque su aplicación viene de fábrica y deben durar toda la vida útil del vehículo, debido a que se aplican en piezas inaccesibles para el usuario o demasiado pequeñas como para poderla aplicarla en su justa medida.

El aire acondicionado es uno de los grandes olvidades, aunque su falta de lubricación produce averías.

No obstante, el conocimiento es poder y no ocupa lugar. Por lo que a pesar de que a priori no tengamos que aplicarlas mientras nos dure nuestro vehículo, estos son algunos de los puntos comunes donde el fabricante ha impregnado sus piezas con grasas o productos lubricantes más allá del aceite para vehículos:

Piezas que conforman el anclaje y movimiento del retrovisor, estárteres, guías y ajustadores que permiten el movimiento de los asientos, ejes de puertas, motores de los elevalunas, cerraduras,
contacto del claxon, alternador, limpiaparabrisas, sistemas de frenos (cáliper, rodamientos, etc.), ejes de ruedas y un largo etcétera que, como vemos, hace imposible que por mucho que queramos mantener nuestro vehículo por nosotros mismos, no se nos puede asegurar que una pieza que no funcione correctamente ocasione algún desperfecto o avería. Por ello, acude a tu taller mecánico de confianza al menos una vez al año para asegurarte cuanto menos que los cuidados hacia tu coche son los correctos y dan el resultado adecuado.