La Unión Europea obligará a los fabricantes de automóviles a incorporar de serie el detector de presión de las ruedas desde el 1 de noviembre, eso sí, sólo a los automóviles que salgan al mercado a partir de esa fecha (por ejemplo, un Fiat Punto no lo llevará de serie, sí un Seat León que se comercializará en enero de 2013). Este dispositivo cuesta, dependiendo de la marca y del modelo, cerca de 100 euros.

Y es que, como bien reflejan los múltiples estudios realizados por diferentes fabricantes de ruedas, los automovilistas no prestan la atención necesaria al estado de las gomas y, en buena parte de los accidentes, influye de forma directa el estado y presión de los mismos, alargando más de la cuenta las frenadas y aumentando las posibilidades de pinchazos y desllantados.

UNECE, el organismo encargado de regular esta materia, afirma que los sensores de presión válidos son aquellos que están formados por un sensor inalámbrico colocado en cada rueda y un receptor, con un tiempo de respuesta e información al conductor de unos segundos, tanto visual como acústica.