Se partía con la idea de que el color de un vehículo podría influir en la 'elección' de un pájaro para cagarse sobre él. Para comprobar esta hipótesis, se analizaron 1.100 coches de cinco ciudades inglesas y se testó que el 18% de éstos, que eran rojos, tenían excrementos encima de alguna de sus partes o en varias (capó, cristales, techo, portón del maletero...), seguido del azul, con un 14%.

Los blancos y negros se reparten el 11% respectivamente y los grises y sus derivados plateados, un 3%. El tono que menos 'atrae' a estos animales es el verde, pues sólo uno de cada 100 era 'objetivo' de las aves.

Entre las explicaciones que se han dado para esta particular predilección (incluidas las de ornitólogos) están las que defienden que los pájaros detectan el rojo como una amenaza.