El gobierno catalán ha sorprendido hoy con dos noticias para sus conductores, "una buena y otra mala", tal y como reza el dicho popular. Por supuesto, en su discurso oficial el conseller de Territori Josep Rull ha empezado con la buena, asegurando que se plantean "retirar los peajes" de una red de autopistas amortizada ya en su práctica totalidad. La mala es que para ello, prepara ya un impuesto que oscilará "entre los 40 y los 100 euros anuales", subrayó Rull.

El referente es Austria, cuyos conductores gozan de una red de carreteras perfectamente estructurada a cambio de una "tarifa plana" de 85 euros anuales mientras que la media de los catalanes se establecería en "75 euros" de llevarse a cabo esta medida. ¿Y qué pasa con todos los conductores que no sean catalanes, te estarás preguntando? Bien, pues tampoco se librarán del pago porque la Generalitat ha ideado una viñeta para "turistas y vehículos de paso" que tendrá diferente precio en función de si es diaria, semanal o mensual.

La cámaras instaladas en las autopistas y autovías se encargarán de comprobar que los vehículos que no pagan la tasa anual llevan puesto este distintivo –una etiqueta similar a la de la ITV– y en caso negativo éstos serán multados. Por supuesto, la tarifa para vehículos de transporte de mercancías será más cara que la de turismos.

El plan de la Generalitat contempla repartir el dinero recaudado entre todos los titulares de las vías, de una forma equitativa, mientras que los 300 millones de ahorro a causa de suprimir la red de peajes actuales, se destinarían "al transporte público". Así las cosas, podemos decir que los conductores catalanes están más cerca de despedirse de los peajes que pueblan sus carreteras aunque ahora la medida tendrá que ser consensuada con el gobierno central.