La receta es aparentemente sencilla. Se desmonta por completo un Jeep Wrangler y se sustituye todo lo sustituíble por indestructibles elementos de sobremedida.

Los ejes ensanchados y reforzados con gruesas barras estabilizadoras han sido atornillados a ruedas con llantas de 22 pulgadas y calzadas con gigantescos neumáticos Nitto Mud Grappler.

De la carrocería original tan sólo se conservan los elementos rígidos autoportantes. Las aletas se han sustituido por otras de Kevlar, el material del que están hechos los chalecos antibalas. Puertas, techo y cualquier pieza superflua han sido eliminado o cambiados por paneles perforados y más ligeros.

Dentro, los extremistas de Starwoods no han tenido tampoco contemplaciones. Unos duros y someros asientos tipo baquet y los mandos imprescindibles para la conducción son lo único que se ha salvado de la transformación.

Curiosamente, bajo el capó, los ingenieros de Starwood se han mostrado respetuosos con la mecánica original, conservan intacto el nuevo motor V6 3.6 Pentastar de 290 caballos de potencia compartido por el Wrangler con el Grand Cherokee.

Por lo que se ve en el vídeo de presentación de la marca, esta potencia, el aligeramiento generaly el trabajo de suspensiones con ejes muy reforzados, bastan y sobran para hacer todo un guerrero del desierto.

Esta temible bestia metálica puede adquirirse por 83.000 euros en Estados Unidos.

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