Una de las cosas que todo conductor debe hacer cuando estaciona su vehículo en alguna calle determinada es mirar por los espejos retrovisores para poder abandonar el coche con total seguridad al comprobar que no viene nadie. Puede resultar un gesto sencillo y natural, aunque en ciertas ocasiones se te puede olvidar y ello provocar consecuencias indeseadas.

En los circuitos, por ejemplo, cuando el piloto quiere abandonar su coche una vez está dentro del garaje no supone ningún tipo de peligro puesto que no hay otros vehículos en movimiento. Tal vez al conductor de este Ferrari 458 de competición se le olvidase el lugar donde estaba tratando de estacionar su vehículo y el resultado final no era el que nadie de los allí presentes imaginaba. Decimos esto porque el suceso que ha tenido lugar en Rumanía es el mejor ejemplo de lo que sucede cuando te bajas del coche sin mirar por el retrovisor.

Como podemos ver en el vídeo grabado en el lugar de los hechos, el deportivo italiano entra en escena al iniciar la marcha por una calle a un ritmo pausado mientras trata de encontrar un lugar donde detenerse, algo que, aparentemente, no conllevaba ningún tipo de peligro. Antes de elegirlo, podemos ver al conductor hablando con otra persona, al mismo tiempo que contemplamos su rebajada altura, las ventanillas de plástico, la toma del combustible en uno de los laterales o el enorme alerón trasero.

Una vez el Cavallino Rampante ha escogido su zona de aparcamiento, el conductor, ante la atenta mirada de los tres hombres que supervisan su maniobra, trata de abandonar el 458 abriendo la puerta sin detenerse unos segundos para comprobar si venía alguien. Efectivamente, un Mazda de color blanco entró en acción, llevándose por delante todo lo que encontró a su paso, incluyendo la puerta del conductor del modelo italiano. El sonido y los lamentos de los testigos lo dicen todo, dejándonos con una escena que se podía haber evitado completamente.

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Borja Díaz

Especialista en temas de motor y tecnología. Apasionado de la mecánica y las cuatro ruedas desde niño, ahora trato de transmitir mis experiencias a todo aquel que disfrute con el olor a gasolina, la velocidad, el placer de conducir, el diseño y el sonido de esos motores que nos ponen los pelos de punta