A menudo los caminos que siguen los vehículos que pasan de unas manos a otras son inescrutables, pero el caso de este Ford F-250 resulta especialmente intrigante. Su primer dueño, Mark Oberholtzer, un fontanero del estado de Texas no dio crédito cuando vio a través de las redes sociales como su pick-up estaba siendo empleado por rebeldes sirios como vehículo de guerra. ¿Qué cómo pudo reconocerlo? Pues muy sencillo, porque el coche lleva intacta la rotulación que él mismo se encargó de aplicarle para dar a conocer su negocio.

Lo peor, desde luego, es que no sólo el señor Oberholtzer se percató del oscuro destino del que un día fue su socio de trabajo, también todos sus vecinos y compatriotas pudieron hacer lo propio pues las fotografías no tardaron en viralizarse en las redes sociales con las fatales consecuencias que pueden imaginarse.

Se estima que el teléfono de este fontanero recibió más de mil llamadas desde todo el país y como se podrán imaginar, ninguna de ellas era precisamente agradable. Los mensajes intimidades llegaron hasta tal punto, que varios llegaron a amenazarle de muerte. Pero la pregunta es, ¿tiene algún tipo de responsabilidad el señor Oberholtzer en que su antigua camioneta esté siendo empleada como vehículo de combate en la ciudad de Alepo? Pues definitivamente, no.

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De hecho, la empresa de fontanería ha demandado a un concesionario local, llamado AutoNation Gulf Freeway y afincado en Houston, donde nuestro protagonista vendió su pick-up hace casi tres años. Al parecer, en este sitio le indicaron que no era necesario que retirara los rótulos pues podría dañar la pintura y que ellos se encargarían de hacerlo para revenderlo. Nunca pudo imaginar que esto no sólo no se prodiciría jamás, sino que su Ford acabaría viajando a Turquía primero y de ahí a Siria después, donde no tardó en caer en manos de rebeldes sirios.

Oberholtzer reclama un millón de dólares por las pérdidas económicas del negocio y un daño a su imagen y reputación difícil de cuantificar.

Por supuesto, el caso se encuentra ya en manos de la justicia y según la legislación vigente en Estados Unidos, la cesión a un mayorista implica que éste asume la responsabilidad de eliminar cualquier signo de identificación del usuario anterior, por lo que la pesadilla que está viviendo este fontanero al menos podrá tener un final feliz.

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Jose Carlos Luque

Experto y apasionado del motor y la comunicación en todas sus formas, recalé en Car and Driver a finales de 2007 y desde 2016 dirijo este site. Periodista de vocación y formación, conservo buenos contactos en el sector y trato de que la información que leas aquí sea la más inmediata, completa y veraz. Pero también realizo pruebas, comparativas, noticias, entrevistas... y en mis ratos 'libres' crío a tres niños pequeños que –con diferencia– es el trabajo más duro de todos los que he hecho jamás.