Los avances técnicos para crear y luego vender un coche que transporte a sus ocupantes hasta su destino con sólo introducir un destino con órdenes vocales es cada vez más real. Tras los anteriores trabajos realizados –incluidos los de Google, con su Toyota Prius inteligente–, es el turno de los ingenieros de la firma Bosch, que están trabajando en la evolución de los sistemas que monta un BMW Serie 3 autónomo.

Sobre esta berlina se han instalado multitud de sensores–como en el parachoques delantero o en la luneta– controlados por un ordenador, responsable de dar mandatos al coche para acelerar, frenar o cambiarse de carril en función de lo que dicte el tráfico por la vía por la que se circula. Así se ha comprobado en las primeras pruebas dinámicas en las autopistas alemanas alrededor de Sttutgart. Los desarrolladores consideran que es más fácil poner a punto frente a la conducción urbana, en la que hay más factores, como semáforos, peatones u otros vehículos que marchan en sentido contrario.

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Las maniobras que realiza este Serie 3 se controlan a través de un asistente de mantenimiento de carril, un control de crucero adaptativo y un asistente de cambio de carril –instalados en la actualidad, por ejemplo, en compactos como el VW Golf o el Ford Focus–. Las informaciones necesarias acerca del entorno se registran mediante los sensores de radar y de vídeo especiales de Bosch.

Con los conocimientos resultantes del test se espera perfeccionar las funciones automatizadas para instalarlas en las próximas generaciones de coches, como un “piloto para atascos” –así lo define la propia Bosch–, que conduce de forma automática cuando se circula a baja velocidad así como mejorar los sistemas de frenada de emergencia y de esquiva de obstáculos.

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