Nos lo tomamos con humor porque el conductor de este Ferrari California salió ileso del accidente pero lo cierto, es que aunque acabara en un río, tuvo bastante más suerte de lo que pueda parecer. Recapitulemos: el deportivo italiano circulaba a toda velocidad por una carretera convencional, de doble sentido y marcada con doble línea continua cuando se encontró –a la salida de una curva– con un turismo delante.

Lo lógico hubiera sido frenar, ¿verdad? pero cuando tu ego y un Porsche Boxster clavado en el retrovisor te empujan a seguir corriendo, las decisiones se toman en cuestión de segundos y a menudo se rigen más por el corazón que por la cabeza. Con las mismas, nuestro protagonista giró la dirección, pisó a fondo el acelerador y le dio una pasada incontestable al coche precedente. Lo que no esperaba era recibir el certero latigazo del tren trasero que ni su contravolante ni la electrónica –seguramente calibrada en un modo deportivo– consiguieron corregir.

El California salió cruzado por el margen izquierdo de la carretera y tras unos angustioso segundos acabó precipitándose a un río cercano. ¿Mala suerte? No lo creemos, pues tanto la altura de la carretera como la profundidad del río eran escasas, de modo que pudo salir ileso y además su Ferrari se podrá reparar.

Estamos seguros que con un buen trabajo de chapa y pintura y un juego de neumáticos nuevo, este conductor volverá a ponerse al volante de su Ferrari California pero esperemos que aprenda la lección y no olvide lo sucedido. Desde luego los que pudieron presenciar el accidente seguro que no lo harán. Las carreras, mejor dejarlas para los circuitos.

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Jose Carlos Luque

Experto y apasionado del motor y la comunicación en todas sus formas, recalé en Car and Driver a finales de 2007 y desde 2016 dirijo este site. Periodista de vocación y formación, conservo buenos contactos en el sector y trato de que la información que leas aquí sea la más inmediata, completa y veraz. Pero también realizo pruebas, comparativas, noticias, entrevistas... y en mis ratos 'libres' crío a tres niños pequeños que –con diferencia– es el trabajo más duro de todos los que he hecho jamás.