"Mírame, soy apenas un auto usado, pero yo también los usé a ellos para que me llevaran a tantos lugares que de otra manera no hubiera podido conocer". Con esta frase, tan lapidaria como certera, comienza uno de los mejores anuncios caseros que recordamos. Su protagonista –y nunca mejor dicho– es un veterano Peugeot 206 que como buen argentino, sabe venderse.
“¿206 Diesel 1.9? Este auto se vende solo –le dijeron a mi dueño– y aquí estoy, vendiéndome sólo” nos cuenta el utilitario en un spot narrado en primera persona y plagado de imágenes conmovedoras, filmadas con la misma creatividad por parte de su propietario, un hombre de 45 años que –seguramente–, nunca creyó que su anuncio llegaría tan lejos. En estos momentos, supera ya las 56.000 visualizaciones en Youtube y si no lo has visto, tienes que hacerlo.
Sí, puede parecer sólo un viejo 206 y de hecho lo es pero a mucha honra porque como dice él mismo "los jóvenes corren más, pero los viejos conocen el camino" aunque prestaciones tampoco deben faltarle a un coche que tiene 71 caballos de fuerza aunque... "cuando viajemos vas a ver que son ¡71 leones!"
El spot está plagado de frases como éstas, sencillamente brillantes, pero también revela datos interesantes como su kilometraje, su año de fabricación, etc. ¿Su precio? No lo encontrarás aquí pero el diario Clarín se encargó de revelarlo recientemente. Son 125.000 pesos argentinos, unos 5.000 euros al cambio. Ahora sólo falta saber si encontrará dueño pronto aunque nosotros apostamos a que sí y le deseamos que “más que un conductor, encuentre un acompañante”, como solicita el anuncio. ¡Qué menos!
Experto y apasionado del motor y la comunicación en todas sus formas, recalé en Car and Driver a finales de 2007 y desde 2016 dirijo este site. Periodista de vocación y formación, conservo buenos contactos en el sector y trato de que la información que leas aquí sea la más inmediata, completa y veraz. Pero también realizo pruebas, comparativas, noticias, entrevistas... y en mis ratos 'libres' crío a tres niños pequeños que –con diferencia– es el trabajo más duro de todos los que he hecho jamás.
