Renault llega con fuerza a un segmento en el que tan sólo el Mini Cabrio goza de un nivel de ventas aceptable en la actualidad y en el que la mayoría las marcas se limitan a ofrecer descapotables derivados de sus utilitarios con carrocería cerrada. El Fiat 500 C, el Peugeot 207 CC o el ya extinto Nissan Micra CC son buenos ejemplos. La misma suerte que el Micra corrió el Opel Tigra, que es uno de los pocos modelos que al igual que el Wind gozaron de diseño y nombre propio, así como de techo duro retráctil, una de sus principales ventajas.

El Wind puede transformarse en descapotable en muy poco tiempo, 12 segundos, aunque necesita estar completamente parado y con el freno de mano puesto. El motivo es que la apertura y cierre de la capota son semiautomáticos, el conductor debe de quitar y poner un seguro manualmente y después, pulsar el botón.

Conducción

A pesar de lo innovador de su diseño, el Wind esconde una serie de elementos mecánicos heredados de modelos ya existentes y desarrollados en su día por Renault Sport. La división deportiva ha sido la encargada de poner a punto el bastidor que, al igual que su dirección de asistencia eléctrica, ha sido importado directamente del Clio RS de la generación anterior. Eso sí, se ha reforzado debidamente para soportar el peso añadido del mecanismo de apertura del techo. Con todo y eso sorprende que el coche no supere 1.248 kilos.

Para completar el conjunto, el equipo de frenos y el motor atmosférico de 1.6 litros y 133 caballos, son herencia directa del actual Twingo RS.

Así las cosas, no es de extrañar que el Wind resulte mucho más agradable de conducir en carreteras reviradas que en cualquier otro ambiente. La dirección resulta rápida y muy comunicativa, la suspensión es firme, aunque no excesivamente dura y el cambio, manual de cinco velocidades, también se maneja con gran soltura y precisión gracias a los recorridos cortos de la palanca. Metidos en faena, tan sólo nos resulta algo descafeinado su motor, el veterano 1.6 que aunque ha aumentado su potencia en los últimos años, sigue ofreciendo un funcionamiento muy similar. Arranca con energía al principio, pero adolece de un par muy escaso a medio régimen y para extraer todo su potencial nos obliga a llevarlo por encima de las 4.500 vueltas, es decir, demasiado cerca del corte que se sitúa en las 6.750. Por este motivo sus prestaciones no son tan brillantes como cabría esperar. Acelera de 0 a 100 km/h en 9,2 segundos y alcanza los 201 km/h de velocidad máxima. A cambio, presenta un consumo medio bastante razonable: 7 litros/100 kilómetros, que en uso real podemos elevar a unos 8 litros en conducción decidida.

El equipo de frenos, que incluye discos ventilados de 280 milímetros en el eje delantero y macizos de 240 mm en el trasero, dispone de potencia y resistencia de sobra para detener al Wind en todo momento, pero el pedal presenta un tacto un poco esponjoso que no nos ayuda a ganar confianza. Al límite, el bastidor tiende a subvirar ligeramente aunque el control de estabilidad entra con contundente ante cualquier situación delicada. En cualquier caso, puede desactivarse por completo mediante una techa que está ‘debidamente’ escondida debajo del volante.

Confort

El habitáculo del Wind combina grandes detalles con algunos aspectos criticables. De entrada resulta agradable por el espacio disponible para sus dos pasajeros. Además, el puesto de conducción es muy deportivo, vamos sentados muy abajo y con las piernas bastante estiradas. Los asientos ofrecen buena sujeción lateral y sin embargo, resultan cómodos para un conductor de talla mediana. Pero nuestra sonrisa empieza a torcerse cuando comprobamos que el volante, que tiene un diámetro considerable, no puede regularse más que en altura y que la visibilidad trasera es reducida.

Algunos detalles de ergonomía tampoco están demasiado bien resueltos, nos cuesta encontrar algunos botones y nos llama la atención el aspecto sobrio y los materiales básicos del interior, que no combina en absoluto con la apariencia externa del coche. Para paliar este defecto, bien es cierto que Renault ofrece un pack denominado Collection que añade detalles algo más vistosos como un tirador de cuero para las puertas, una visera de colores para la parte superior del cuadro de mandos o unas alfombrillas especiales, pero todo a costa de encarecer en 664 euros su precio -este pack también mejora la estética exterior del coche-.

Valor de compra

Durante la presentación del Wind, Renault insistió en la idea de que es un coche con vocación de resultar exclusivo y que está destinado a clientes jóvenes que no soportan tener el mismo coche que el resto. Por tanto, sus previsiones de ventas son escasas y por eso el coste de desarrollo ha sido también limitado. Lo peor es que debido a esa concepto de ‘coche único’ no es todo lo asequible que debiera porque, recordemos, que muchos de sus componentes mecánicos ya estaban desarrollados.

La versión que probamos –la más potente- cuesta 19.305 euros, aunque hay que tener en nuestro país sólo se vende con el acabado más alto Dynamic.

De todos modos, su equipamiento de serie no justifica precisamente su coste, aunque los extras tienen un precio asequible. Por ejemplo, el autoencendido de los faros, el sensor de lluvia y el climatizador añaden 207 euros, el Radio CD MP3 con Bluetooth y conexión auxiliar USB, otros 207 y las llantas de 17 pulgadas –de serie viene con 16’’- cuestan 300 euros más.

Veredicto

En definitiva, no es un coche asequible, aunque tampoco pretende serlo, pero lo cierto es que por algo menos de 20.000 euros tenemos un coche completo y de imagen exclusiva, que además marcha muy bien en carretera. También se desenvuelve bien en la ciudad, donde sólo encuentra algunas limitaciones por su escasa visibilidad, pero tal vez lo más reprochable sea la escasa entrega del motor a medio régimen. A cambio, los consumos también son bastante contenidos. La decisión es tuya.

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Jose Carlos Luque

Experto y apasionado del motor y la comunicación en todas sus formas, recalé en Car and Driver a finales de 2007 y desde 2016 dirijo este site. Periodista de vocación y formación, conservo buenos contactos en el sector y trato de que la información que leas aquí sea la más inmediata, completa y veraz. Pero también realizo pruebas, comparativas, noticias, entrevistas... y en mis ratos 'libres' crío a tres niños pequeños que –con diferencia– es el trabajo más duro de todos los que he hecho jamás.