Lo reconoces a simple vista. Es el Range Rover Evoque, uno de los SUV que mayor éxito ha tenido en estos últimos tiempos. Lanzado en 2011, desde la marca inglesa propiedad de Tata afirman que se han vendido más de 400.000 en todo el mundo, todo un récord en los tiempos económicos con los que ha tenido que lidiar el modelo. Ahora, en la mitad de su vida comercial, sufre una levísima actualización que afecta a la estética, al habitáculo y a la mecánica.
Para empezar, distinguir el 'nuevo' del 'viejo' es algo complicado ya que sólo varían los paragolpes y la parrilla (ésta diferente en función de la terminación elegida), a lo que suman (si se montan) los faros con iluminación integral de led, tres nuevos tipos de llantas y otros tantos colores para la carrocería (Lunar Ice, Vintage Tan y Dark Cherry). En el interior, por su parte, se ofrecen asientos más confortables e inéditos revestimientos en las puertas, a lo que se suma un nuevo sistema de infoentretenimiento con pantalla táctil de ocho pulgadas.
Aunque, sin duda, donde mayor evolución se aprecia es en los motores, ya que el fabricante ha trabajado a conciencia para hacer del Evoque un coche que menos gastón, algo posible en el caso de las variantes turbodiésel ya que se introducen los propulsores Ingenium de cuatro cilindros. Cumplen la normativa de emisiones Euro 6 y la variante más económica de 150 caballos anuncia un consumo medio de 4,2 litros a los 100, que sube hasta 4,8 litros a los 100 en el caso del 180 caballos.
En lo que respecta a los acabados, existen cinco (Pure, SE, HSE, HSE Dynamic y Autobiography) que se combinan con 15 paquetes opcionales que modifican la estética y el equipamiento, cuyos precios y características se desvelarán más adelante. Sí estarán disponibles un renovado All-Terrain Progress Control (que funciona entre 1,8 y 30 kilómetros/hora) y dispositivos como el cambio involuntario de carril, la frenada autónoma o un asistente de medición de atención.
