El descapotable gana cinco caballos (140 CV) en el motor T-Jet y cuenta ahora con un cambio pilotado “Abarth Competizione” de cinco marchas que en modo manual se maneja mediante levas colocadas tras el volante, aunque si lo prefieres puedes llevarlo en automático; todo ello seleccionando las opciones en la botonera de inspiración Ferrari colocada en lugar de la tradicional palanca. Además del techo de lona eléctrico, el Abarth 500C se distingue por un discreto alerón colocado sobre el extremo superior trasero y que se recoge con la lona al descapotar.

Para ajustar su funcionamiento a las preferencias del conductor, el 500C cuenta con un botón "Sport", como todos los Abarth. Al activarlo en marcha, notas al instante que el motor gana fuerza y la dirección se vuelve más firme. La respuesta al acelerador es más rápida y al cambiar de marcha (tanto en automático como en manual) el tiempo de paso de una relación a otra se reduce. No en vano el par máximo del motor crece gracias al aumento de presión del turbo. Aún hay otro botón más con el que jugar, el TTC (Torque Transfer Control), cuya utilidad es evitar la pérdida de tracción de la rueda interior en curvas al acelerar fuerte, algo que sucede con cierta facilidad.

Su eficacia se hizo evidente en el sinuoso trazado que nos prepararon en la pista de Balocco, propiedad de Fiat y tradicional centro de pruebas de Alfa Romeo.La corta batalla del 500 envenena sin remedio su comportamiento en las frenadas, y el tren trasero se aligera y tiende a bailar a poco que la dirección o la calzada no estén completamente rectos. No obstante no supone un problema gracias al poco intrusivo control de estabilidad ESP, que no se puede desconectar y nos salva del riesgo de llegar descolocados a una curva.

En curva, la precisión de la dirección me pareció excelente, lo mismo que la agilidad y, jugando a tirar el coche en la entrada, comprobé que la puesta a punto de la suspensión, “a pesar” de que sobre baches es bastante cómoda, no se perturba cuando la adherencia lateral alcanza su límite y sujeta el coche con mucho equilibrio. Entrando con velocidad y sin abusar del gas es un coche muy neutro e incluso ligeramente sobrevirador… hasta que aprietas a fondo el acelerador y agradeces el sistema TTC.

En definitiva el Abarth 500C me pareció un “micro-deportivo” divertidísimo, con prestaciones notables, comportamiento nervioso y juguetón. Sin tener ambos a mano es difícil asegurarlo, pero de memoria me atrevo a decir que se notaba una evolución sobre el Abarth 500 con techo convencional que probamos hace ya un tiempo y que va más allá del cambio con levas y los cinco caballos extra en el motor. Y si los 205 kilómetros / hora o los 8’1 segundos de 0 a 100 km/h se te quedan cortos, siempre tienes podrás instalar el Kit Essesse con más caballos que están preparando… Los responsables de la marca afirman que con este coche quieren seducir al público femenino, con sus pinturas bicolor, posibilidad de rodar a cielo abierto y cuidados detalles. Para un uso diario “civilizado” es una opción correcta, con un razonable consumo combinado de 6’5 litros / 100 kilómetros y todos los elementos de confort necesarios.

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