Ha sido uno de los lanzamientos más relevantes de un 2019 que toca a su fin y es que este Mercedes GLB promete posicionarse como uno de los modelos de la marca de la estrella más vendidos el próximo curso. Argumentos para ello no le faltan, desde luego, y es que hablamos de un modelo inédito, diseñado desde cero y con unas aptitudes realmente singulares. Las que analizamos para ti a continuación tanto en vídeo, como en el resto de este artículo.

preview for Probamos el Mercedes GLB: Más familiar, ¡y más todoterreno!

Dispuesto sobre la plataforma MFA de Mercedes, la misma arquitectura de los últimos Clase A, B, CLA o el GLA 2020 que ya está en camino, pero con una distancia entre ejes diez centímetros mayor –2.829 milímetros–, el nuevo GLB se presenta ante nosotros como un vehículo imponente. Su carrocería robusta y original al máximo gracias al rompedor concept Ener-G Force de finales de 2012 en el que está inspirado, también resulta determinante en este aspecto y lo que sorprende es que la marca utilice el apelativo “compacto” para un modelo de 4,63 metros de largo, 1,83 de ancho y los 1,66 de alto en su variante de serie, con cinco puertas.

Mercedes GLB - lateralpinterest
Mercedes

Da la talla

Lógicamente, al lado de un todoterreno puro como el Mercedes Clase G, este GLB resulta lo más parecido a un hermano pequeño, pero si lo enfrentamos al GLC se queda sólo a 2,2 centímetros de calcar su longitud, algo que ya sucede en la gama Mercedes con los Clase C y CLA –tal y como te comentamos en nuestra prueba de este último aunque con una salvedad: nuestro protagonista de hoy presume de una funcionalidad incluso superior a la del GLC.

Mercedes GLB - interiorpinterest
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Un rápido vistazo al interior nos basta para apreciar un cuadro de mandos absolutamente reconocible, con todo el protagonismo para el sistema MBUX de la marca, que ha fusionado el cuadro de mandos con la pantalla central de forma magistral y que además de ofrecer una información completa, garantiza un manejo sencillo bien desde la pantalla central –que es táctil– desde el touchpad de la consola, desde los mandos del volante o incluso mediante comandos de voz gracias al asistente "Hey Mercedes".

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Sólo hay un aspecto del habitáculo que llama aún más la atención que este despliegue tecnológico y es sin duda el espacio disponible. Las plazas delanteras son cómodas, favorecidas por unos asientos ergonómicos, calefactados y con un buen reglaje eléctrico –en opción–. Pero sin duda es la parte posterior la que más destacada. En su configuración de cinco plazas, el GLB ofrece tres plazas reales –incluso la central es generosa para un coche de este segmento– y 560 litros de maletero mínimo.

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Para siete, por favor

Esta medición es importante porque gracias a la regulación longitudinal de la banqueta –en 14 centímetros–, el volumen se dispara hasta los 739 litros manteniendo los cinco asientos pero sacrificando casi todo el espacio para las piernas de estos pasajeros o hasta los 1.775 litros si directamente, reclinamos los respaldos de estos asientos. Incluso esta superficie de carga presenta otra ventaja más y es que es plana.

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Por si esto fuera poco, el interior del GLB presenta una ventaja incontestable respecto al de otros SUV de este tipo –incluido su hermano mayor, el GLC– y es que dispone de hasta siete plazas. Curiosamente, todos los modelos con esta configuración tienen una carrocería ligeramente distinta, 4 milímetros más alta y aunque con todo y eso estamos claramente ante dos plazas auxiliares, que no han sido pensadas para un uso intenso, disponen de anclaje Isofix para sillitas infantiles y según pudimos comprobar, permiten que un adulto de talla mediana se acomode en las mismas para un determinado trayecto, con menos dificultades de las esperadas.

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Concluidas las mediciones pertinentes llegaba el momento más esperado de la jornada, el de ponerse al volante de un Mercedes completamente inédito, del que no teníamos referencia alguna.

Más rutero y sí, más campero

Los primeros kilómetros con el GLB los realizamos al volante de una de sus versiones más asequibles y con mayor expectativa de ventas, la 200 d que cuesta exactamente lo mismo que la gasolina 200 pese a tener menos potencia –150 por los 163 CV que desarrolla el bloque 1.33 desarrollado junto a Renault–. Sin embargo, el de gasóleo es el único de los dos que puede contar con la tracción total 4Matic algo que nos pareció un argumento definitivo.

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El funcionamiento del bloque 2.0 de Mercedes encaja a la perfección con el carácter de un GLB que no tarda en revelarse como el más rutero de los SUV de este tipo. La suspensión, de tardo más bien blando, filtra con determinación los baches e irregularidades del asfalto aún a costa de conceder algunas oscilaciones de la carrocería más de las esperadas. Con todo y eso, las ruedas se mantienen ancladas al suelo y el nivel de confort en marcha –sin llegar al nivel de un GLC– resulta notablemente superior al del GLA que todavía se ofrece en los concesionarios.

Sólo anotamos algunos ruidos aerodinámicos y mecánicos más de los deseables y también algunos detalles de acabado memorables en el habitáculo comparados con los de su hermano mayor antes de que la primera fase de la prueba llegue a su fin. El asfalto pulido de las inmediaciones de Istán, en Málaga, dejan paso a una ruta off road con obstáculos de verdad.

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Mercedes-Benz//Car and Driver

Llevábamos mucho tiempo sin poner en apuros a un SUV medio de este tipo, pero Mercedes nos concedió el privilegio de volver a hacerlo en una pista plagada de trampas: cambios de eje, pendientes pronunciadas a subir y también a bajar, zonas pedregosas, de inclinación, etc. Todas superadas con notable entereza por el mismo modelo que nos había permitido viajar con suficiencia en carretera. En este sentido, el funcionamiento del 4x4 resulta clave y es que mientras que en los modos Eco y Confort, distribuye el par motor al 80:20 entre los ejes delantero y trasero, en el Sport lo sitúa en el 70:30 y en el específico Off road, lo sitúa al 50:50 en condiciones normales que puede variar en función de las necesidades.

Una gama bien medida

Al cambio de volante, elegimos otra opción, también diésel y también provista del bloque 2.0 de Mercedes y el 4Matic pero ahora con 190 caballos y un tren de rodaje más deportivo. Las diferencias saltan a la vista. Con este 220d la respuesta al acelerador es más rápida, el chasis nos ofrece un punto más de mordiente y beneficiados por la gran motricidad del sistema 4x4 ganamos terreno con velocidad y confianza y curiosamente, sin incrementar demasiado el consumo. De hecho, el oficial en ambos casos es de 5,7 litros a los 100 km/h aunque en nuestro recorrido de pruebas rozamos los 7 con ambas variantes y eso sí, demandando el máximo rendimiento en más de una ocasión.

Mercedes-AMG GLB 35 4Matic - en marchapinterest
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La gama del GLB la completan dos gasolina muy potentes con 4Matic y cambio automático de doble embrague y ocho marchas, los 250 –con motor 2.0 turbo de 224 caballos– y el 35 AMG de 306 caballos. En este sentido, cabe recordar que todos los GLB tienen esta transmisión automática de serie salvo el 200 que también la tiene, pero de siete velocidades. Pero volviendo al AMG, también tuvimos ocasión de probarlo brevemente, demostrándonos las amplias posibilidades que ofrece un bastidor como el de este coche que se puede poner a punto para rendir en una pista de tierra con obstáculos o para disfrutar de carreteras con curvas a buen ritmo a costa eso sí, de perder ese carácter aventurero que ostenta este coche.

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Mercedes-Benz

Echa cuentas

Mercedes acepta pedidos ya de su nuevo GLB desde 42.675 euros en sus variantes 200 y 200 d de 163 y 150 caballos, respectivamente, mientras que el 220d asciende a los 47.350 euros y el 250 a los 55.000 euros. El 35 AMG no estará disponible hasta los primeros compases de 2020 y ampliará su horquilla de precios todavía más de modo que rivales no le faltan en el mercado a un SUV de estas características aunque eso sí, estás ante un vehículo difícil de igualar en lo que a versatilidad se refiere.

A favor: Interior amplio, práctico y bien equipado. Aptitudes off road. Consumo de los diésel.
En contra: Algunos detalles de acabado y aislamiento. Precio de los más potentes. Tacto del cambio de siete marchas.