Desde la presentación del radical Aventador J Roadster, no pudimos dejar de seguirle la pista a este Lamborghini que finalmente se ha dejado ver hoy de cuerpo entero. Y es que, además del último lavado de cara del Gallardo, sabíamos que el fabricante de Sant'Agata nos tenía reservada una sorpresa mayor para este mismo año.

Los italianos rompen con la tradicional capota de lona, que si montaba su antecesor el Murciélago y que también es el sistema escogido para el actual Gallardo Spyder. Ahora se recurre a un techo desmontable de fibra de carbono que convierte la carrocería cupé en descapotable aunque el concepto se aproxima más a un targa que a un descapotable.

El techo de fibra de carbono y la ausencia de automatismos logra mantener el peso del Aventador en 1.625 kilos.

Una vez guardado el techo en maletero delantero, podremos disfrutar del sonido del V12 de 700 caballos de potencia al aire libre, sin duda el mayor aliciente de esta versión descapotable. La carrocería sigue siendo de fibra de carbono aunque el peso aumenta ligeramente, de los 1.625 kilos hemos pasado a los 1.575 de la versión coupé.

En relación a las prestaciones, el Roadster pierde una décima en el 0-100 kilómetros/hora con relación al modelo de carrocería cerrada. En cualquier caso, sólo tarda 3 segundos en alcanzar esta velocidad y su punta es idéntica, 350 km/h. En lo referente al consumo, no hay variación y se mantiene en los 16 litros/100 kilómetros de media, equivalentes a unas emisiones de CO2 de 370 g/km.

En este sentido, no hay milagros para un superdeportivo con motor V12 de 700 caballos con tracción integral y cambio automático de siete marchas.

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Jose Carlos Luque

Experto y apasionado del motor y la comunicación en todas sus formas, recalé en Car and Driver a finales de 2007 y desde 2016 dirijo este site. Periodista de vocación y formación, conservo buenos contactos en el sector y trato de que la información que leas aquí sea la más inmediata, completa y veraz. Pero también realizo pruebas, comparativas, noticias, entrevistas... y en mis ratos 'libres' crío a tres niños pequeños que –con diferencia– es el trabajo más duro de todos los que he hecho jamás.