No parece muy lógico pujar ahora exclusivamente por la gasolina, o al menos no lo es si eliges motores 2.8 turbo y 3.0 para animar a un SUV de nueva factura, pero también es patente el éxito cosechado por coches como el Audi Q7 o el Porsche Cayenne, y no son precisamente modelos eco friendly. Por eso, Cadillac ha lanzado en el Salón de Detroit su candidato para rivalizar con el BMW X5 o el nuevo Infiniti FX.

Se llama SRX, pero tiene poco que ver con el modelo homónimo al que sustituye. Contará con un sistema de tracción integral heredado del Saab 9-3, con dos diferenciales Haldex colocados ‘en serie’. De todos modos, no es un coche concebido para realizar grandes excursiones todoterreno, sino para circular por carretera con cierta agilidad y, sin embargo, contar con una posición de conducción claramente más elevada que la de los turismos sin renunciar a cierto grado de lujo.

En cuanto a dimensiones, sus 4,83 metros de longitud le equiparan prácticamente con su competencia más directa, y la potencia de sus motores (262 caballos para el 3.0 de inyección directa y 305 para el 2.8 turbo) aseguran prestaciones más que dignas, aunque imaginamos también que conllevarán unos consumos significativos, que Cadillac todavía no ha publicado. En todo caso, serán inferiores a los del modelo actual.

Aunque la reducción de tamaño exterior le deja con una sola configuración de cinco plazas, el SRX lo compensará con una estética bastante dinámica, interiores cuidados y gadgets como el disco duro integrado para almacenar archivos multimedia o incluso iluminación adaptativa, suponemos que la misma que emplean algunos modelos de Opel.

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