A no ser que tu cuenta corriente estuviera escrita en caracteres árabes y, claro está, que en ella hubiera suficiente dinero para hacer frente a cualquier capricho que se te pasara por la cabeza, lo normal es que ya hubieras pasado de página para ver qué otras pruebas te traemos en este número. Y es que la idea inicial de Aston Martin no era otra que producir una tirada limitada a 200 unidades de su Lagonda Taraf, destinada exclusivamente a los mercados de Oriente Medio. Por suerte, como rectificar siempre es de sabios, el fabricante inglés echó marcha atrás y se decidió a desarrollar una versión con volante a la izquierda para que los ricachones europeos también pudieran ‘fardar’ de una limusina que no llevara en su frontal al Espíritu del Éxtasis o las alas de Bentley.

Ahora bien, llegados a este punto, si el último movimiento de tu cuenta corriente refleja que en el total hay menos de un millón de euros, te recomendamos que dejes de leer porque, sin esa cantidad de dinero, todo lo que sentirás de aquí en adelante únicamente será una envidia incontrolable y unas ganas enormes de que te toque el próximo bote de la primitiva... Avisado quedas.

Con luz propia

Por suerte para nosotros, hemos tenido que madrugar un poco para desplazarnos hasta Gaydon, sede de Aston Martin en Reino Unido, para probar una de las poquísimas unidades con el volante a la izquierda que la marca inglesa ha fabricado. La que nos recibe está pintada en el tono dorado Topaz, haciendo que el Lagonda Taraf se parezca más al billete dorado de las tabletas Wonka que a un vehículo de lujo. No obstante, como pudimos comprobar en su primera muestra en Dubái, es un color que les encanta a los jeques y lo cierto es que en una atmósfera tan grisácea como la que caracteriza al centro de Inglaterra, el rodar con un modelo así permite afrontar el día con una actitud más positiva.

Deja que te lleven

En líneas generales, este Lagonda Taraf aporta pocas novedades pues, en esencia, estamos ante un Rapide S. En efecto, el heredero del One-77 emplea la misma plataforma de aluminio VH que la berlina deportiva. Una semejanza que se confirma al acomodarnos en su puesto de conducción. Allí, tanto el cuadro de instrumentos como la consola central e, incluso el embellecedor del umbral de la puerta, es el mismo que el del Rapide S. Ahora bien, dado que el término Taraf significa “último lujo” en árabe, este Lagonda esconde su más preciado bien en la zona trasera.

Así es, Aston Martin ha centrado gran parte de sus esfuerzos en ofrecer una fila de asientos posteriores que se encuentre a la altura de sus compradores. Una clientela que, como es obvio, gozará mucho más de una zona trasera confortable que de un puesto de conducción a la última, ¿o acaso crees que alguno de los jeques se tomaría la molestia de pilotar su Gulfstream –los jets privados más avanzados del mundo–?.

Los 3,2 metros de batalla que ofrece no sólo consiguen dejar en anecdóticos los 2,9 del Rapide S sino que, a su lado, las plazas posteriores de éste parecen una caverna en la que no penetran los rayos del sol. Además, esos 21 centímetros adicionales convierten al Lagonda Taraf en el vehículo más amplio de toda la historia de Aston Martin.

Si quieres hacerte con un Aston Martin Lagonda Taraf, únicamente podrás acceder a él por invitación

Un hito que bien podría estar acompañado de unos asientos reclinables, de unas butacas con función de masaje o, por qué no, de una tapicería algo más cuidada que no diera la impresión de ser una funda protectora. Detalles que hacen dudar tanto de su exclusividad y al que sólo se puede acceder por estricta invitación de la marca, como de su elevado precio –un Bentley Mulsanne cuesta 370.000 euros y un Rolls-Royce Phantom Extended Wheelbase, 565.000–.

Deportivo de altos vuelos

Si este Aston Martin guarda un as en la manga, ése es el del comportamiento. Efectivamente, el Lagonda Taraf sobresale una vez se pone en marcha. Bien es cierto que los ingenieros de la firma han obviado recurrir a una suspensión neumática –en su lugar cuenta con muelles de acero y amortiguadores convencionales–, o que su puesta a punto ha sido afinada para ofrecer un extra de comodidad a sus ocupantes, pero su chasis de aluminio combinado con la fibra de carbono, su potente equipo de frenos y su dirección hidráulica, invitan a que el conductor hunda el pie del acelerador ‘como si no hubiera un mañana’ y se tire a la primera curva que vea.

Y todo ello alimentado por el descomunal motor gasolina atmosférico V12 de 5.9 litros que genera nada menos que 540 caballos. Para gestionar ese potencial, Aston Martin recurre a la nueva transmisión automática de ocho velocidades, más ligera y rápida, que entrega toda la fuerza a las ruedas traseras. Además, si necesitas un poco más de acción podrás recurrir tanto a las levas situadas tras el volante como a cualquiera de los cuatro programas de conducción que ofrece.

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