Puede que el segmento SUV se haya desvirtuado con la proliferación masiva de modelos por parte de todas las marcas. Puede. Sobre todo porque en algunos casos, estos vehículos son meros turismos debidamente aderezados para competir en una categoría que es la que más crece mes a mes en mercados como el nuestro. Sin embargo, más allá de las exigencias comerciales y de las modas pasajeras, todavía quedan coches como este Subaru XV 2018 que, en su segunda generación, no se ha movido ni un ápice de su planteamiento inicial y que sólo con su mera figura transmite a la perfección lo que significan las siglas SUV, 'Sport Utility Vehicle'. “Eso es única y exclusivamente lo que tienes delante”, parece decirnos.
Así nos lo hacen notar detalles como su amplia altura libre al suelo –22 centímetros–, los bajos bien protegidos de su carrocería, los neumáticos de generoso perfil –unos Bridgestone Dueler Sport 225/55 R18– o el logotipo Symetrical AWD que luce orgulloso en su portón trasero. El envoltorio puede ser más o menos calcado al de cualquier otro competidor pero cuando rebuscamos un poco más –recapacitamos– nos damos cuenta de que este XV destila autenticidad y es que aunque los coches no hablen, sus creadores saben hacerlo incluso sin palabras, a través de detalles como éstos.
La primera impresión que nos deja este compacto todocamino no puede ser más satisfactoria, tanto que casi pasamos por alto la mayoría de elementos que distinguen al XV de segunda generación de su antecesor y que no son pocos, precisamente. Por ejemplo, la parrilla delantera es más amplia, los pilotos traseros horizontales y cuentan con tecnología led, al igual que los faros que por cierto, aseguran una visión perfecta en los tramos de carretera y caminos más oscuros. En relación a su antecesor, el XV 2018 parece bastante más grande pero no lo es. Exactamente mide 4,46 metros de largo, 1,80 de ancho y 1,60 de alto, por lo que sólo ha crecido un centímetro de longitud, dos de anchura y otros tantos de altura. Las diferencias entre cotas son por tanto mínimas y lo mismo sucede con la distancia entre ejes del bastidor –2,67 por 2,64 metros– o la anchura de vías, 1,55 por los 1,53, siempre en favor del XV 2018 diseñado para ser más capaz en todos los sentidos.
Por otro lado, llama la atención que pese a tratarse de una generación completamente nueva, algunos elementos de diseño permanezcan inalterados y no sólo nos referimos al exterior, donde encontramos hasta unas llantas de diseño calcado, por ejemplo, el habitáculo también conserva la disposición de los mandos y la configuración de doble pantalla en el centro del salpicadero que ahora se combinan con una a color situada en el centro del cuadro de mandos, para mantener al conductor informado. Eso sí, el tamaño de la principal –situada en la parte inferior– y sobre todo su manejo, han mejorado notablemente algo que se agradece. Es táctil, responde con rapidez y queda cerca del alcance del conductor aunque por ejemplo, carece de navegador de serie incluso en el acabado más alto de modo que te obliga a conectar tu smartphone con un cable y acceder al área de conectividad para visualizar la pantalla de éste.
En cualquier caso, esto no es lo que resulta menos satisfactorio del interior del XV y sí la excesiva carga de botones y la incomprensión que generan algunos de ellos al principio, especialmente el ‘SRH’. Estas siglas responden al sistema Steering Responsive Headlights o lo que es lo mismo, al alumbrado adaptativo pero es que a menos que te hayas estudiado el manual del coche antes de conducirlo no lo sabrás y en un mundo en el que nadie lee las instrucciones ni de la lavadora, está claro que no encontrarás un solo conductor capaz de conocer el significado de ese botón ni siquiera después de haberlo usado… sobre todo si es de día.
Ubicados a la izquierda del volante, en la zona inferior del salpicadero, contamos otros cuatro controles junto al ‘famoso’ SRH. Son los relativos al avisador de objetos en el ángulo muerto, al ESP, al start-stop y al indicador de presión de los neumáticos, a los que hay que sumar los 15 del volante, cuatro de la consola central, nueve que sirven como accesos directos a la pantalla táctil y otros tanto para el climatizador. Bien pues a pesar de todo, hay que buscar en el techo algunos que usarás habitualmente cuando quieras quitar los sistemas de mantenimiento de carril o alerta anti-colisión, por ejemplo. En definitiva, estamos ante una carga excesiva de botones sólo comparable a la de entradas auxiliares: tres situadas en la consola central, una de tipo mini-jack y dos USB, a las que hay añadimos otras tantas de este tipo bajo el reposabrazos central.
La postura de conducción del XV es realmente elevada y cómoda, sólo anotamos algunos problemas de visibilidad a cargo del pilar A, que nos impide apuntar al vértice de algunas curvas a izquierdas mientras que por detrás vemos bien gracias a la cámara que nos asiste, pero también a través de una luneta posterior generosa eso sí, siempre y cuando no tengamos pasajeros detrás. En esta zona, dos adultos viajarán cómodamente aunque no tres, porque la plaza central posterior es algo estrecha y el túnel de la transmisión resta espacio también para los pies. Los asientos resultan cómodos y disponemos de iluminación y asideros aunque no de ventilación –salvo en el suelo, claro–. Alguna tomas de corriente o entrada auxiliar tampoco hubiera estado demás, sobre todo teniendo en cuenta su gran dotación, pero es necesario acudir al interior del reposabrazos central para encontrarlas y eso que hubiera sido sencillo sacarlas por fuera.
La nueva plataforma es modular no tarda en revelarse como una de las grandes aliadas de este todocamino. Ha logrado una rebaja del peso significativa –1.514 kilos por los 1.475 de su antecesor– pero también cierta ganancia de espacio en el habitáculo, algo que valoramos más en las plazas traseras y no tanto en el puesto de conducción o el maletero, que ha pasado de 380 a 385 litros y sigue siendo bastante justo para un coche de este segmento. Además, el plano de carga es bastante elevado y la superficie que no es plana aunque sí bastante regular. De esta forma, no estamos precisamente ante el mejor coche de esta categoría para introducir bultos grandes y pesados en él.
Queda claro que su equipamiento no es el más sofisticado, aunque tampoco el más simple de esta categoría y que tampoco estamos ante un SUV de corte familiar. Pero lejos de ser un SUV medio del montón, el Subaru XV se revela en marcha, consagrándose como uno de los coches de este tipo que ofrece el mejor comportamiento dinámico en carretera y campo de su segmento. Al menos, nosotros no recordamos haber conducido un SUV tan completo en ambas superficies.
En este aspecto, resulta crucial tanto la suspensión, perfectamente calibrada, como el consagrado sistema de tracción Symetrical AWD, un 4x4 permanente que mediante un embrague central multidisco se encarga de repartir el par motor entre las cuatro ruedas de la forma más eficiente, manteniendo un 60/40 entre los ejes delantero y posterior. Se nota porque incluso cuando apuramos los límites de motricidad y estabilidad en curva, no detectamos la intervención de ningún control electrónico. Las reacciones no pueden ser más neutras y es este es el mejor síntoma. El XV va sencillamente por el sitio, sobre raíles. Durante nuestra prueba, combinamos tramos en seco con otros en mojado, e incluso completamos alguna pista de tierra en buen estado, anotando una respuesta fue sobresaliente en todo momento. Incluso para las zonas más abruptas, la electrónica incluye un control de descensos y un X-Mode que modifica la respuesta del control de tracción, el motor y el cambio para 'gatear' sobre cualquier superficie siempre que no superemos los 20 km/h.
El Subaru XV cuenta con una dirección de asistencia eléctrica que resulta muy rápida y suficientemente comunicativa. No es especialmente dura, lo cual permite un manejo agradable en ciudad, pero si ofrece una respuesta óptima en carretera. Los frenos demostraron también una gran capacidad y resistencia y el único elemento que chirría en este brillante conjunto es el cambio CVT, pues requiere cierto periodo de adaptación. Su funcionamiento resulta agradable en ciudad pues permite salir con celeridad desde parado y olvidarnos de las transiciones entre marchas. Pero en conducción decidida echamos en falta marchas ‘de verdad’ y una transferencia más directa del par motor a las ruedas, en este caso, a las cuatro.
El CVT de última generación responde más rápido que antes, ofrece un escalonamiento en 7 marchas y resulta práctico para usar el freno motor a la entrada de las curvas, pero a la hora de recuperar velocidad en carretera no permite hacerlo con eficacia y dispara las revoluciones del motor sin lograr un avance significativo restando prestaciones al 2.0 bóxer un motor que por ejemplo, no gasta más que el 1.6 Turbo del Levorg y es más refinado. Incluso, puede ser más parco que éste en consumos si conducimos con mesura aunque a cambio, se conforma con 156 caballos por los 170 del turboalimentado y tampoco ofrece una respuesta tan brillante por debajo de las 2.000 vueltas. Este atmosférico funciona mucho mejor por encima de las 3.5000 aunque también es cierto que resulta algo ruidoso en esas circunstancias y 'gastón'. En conducción decidida el ordenador de abordo llega a reflejar cifras superiores a los 9 litros/100 kilómetros mientras que lo normal es moverse entre 7 y 7,5 litros con este XV 2.0 CVT. Un gasto más que correcto para un motor de sus prestaciones.
En resumen, estamos ante uno de los SUV por excelencia del mercado porque realmente aporta un extra de eficacia y seguridad cuando las condiciones de la carretera no son las mejores o cuando simplemente, queremos disfrutar de una conducción off road plena. Destaca por su comportamiento dinámico, tanto en asfalto como en tierra, pero también por suavidad mecánica y su nivel de calidad general, sobre todo si tenemos en cuenta los 26.200 euros que refleja su precio base a día de hoy, con una campaña comercial de 1.700 euros de descuento. A cambio, es cierto que se echa en falta una transmisión más precisa que el variador continuo Lineartronic de serie para sacarle más partido a un motor como este 2.0 atmosférico, que pide ir alto de vueltas para ofrecer todo su rendimiento y por tanto, jugar con el cambio aunque es verdad que en ciudad resulta cómodo y en conducción relajada permite reducir el consumo. Por otro lado, en el interior echarán de menos más capacidad en el maletero quienes vayan a realizar un uso familiar de este XV y tardarán más tiempo que en otros coches a la hora de aprender a manejar su sistema multimedia, pero a cambio se llevan un todocamino a prueba de 'grillos', con un puesto de conducción alto y verdaderamente cómodo. Una lástima que la gama de este modelo sea tan corta porque de lo contrario, le auguraríamos un éxito comercial muy superior.
A favor: Dinamismo y estabilidad. Motricidad en cualquier superficie. Suavidad mecánica. Calidad general. Equipamiento de serie.
En contra: Consumo del 2.0i en conducción deportiva. Respuesta del CVT en recuperaciones. Detalles de ergonomía. Maletero.