No habíamos hecho más que aparcar los Audi TT y Porsche Cayman de la comparativa anterior y este inédito Cayman GTS ya nos esperaba en el garaje. Como si estuviéramos asistiendo a uno de los conciertos más heavys de nuestra vida, teníamos la sensación de que el auténtico protagonista estaba a punto de tomar el escenario porque el gran espectáculo iba a comenzar.

La puesta en escena de este 'pequeño' Porsche es sencillamente espectacular y es que para empezar, no es más que 11 centímetros más corto y uno más estrecho que el 911, de modo que resulta igualmente imponente a pesar de costar 54.000 euros menos. Tanto es así que a los no tan puristas les entusiasmará incluso más que su hermano mayor pues su figura, afilada y vanguardista, le asemeja más al bestial 918 Spyder que a ningún otro Porsche. Sí, el Cayman no pretende ser un clásico moderno –como otros– y eso tiene sus ventajas, algunas apreciables a simple vista.

ROCK AND ROLL

Queríamos música y los primeros acordes no tardaron en llegar a cargo de un propulsor que viaja justo a nuestra espalda y no colgado del eje trasero como en el citado 911. Su motor central es una gran ventaja técnica, equilibra el reparto de masas, baja el centro de gravedad y por si todo esto fuera poco, crea en el interior una atmósfera de deportividad única. Acabábamos de bajarnos del Cayman normal y sólo ahora lo empezábamos a considerar así, 'normal', porque estaba claro que éste era extraordinario. El bloque de 2.7 litros no tiene el tacto y ni mucho menos el sonido de este 3.5 que, para colmo, cuenta con un escape específico y 15 caballos de potencia extra respecto al 'S'.

Un diabólico botón situado en la consola central permite elevar todavía más el rugido para tu disfrute y también para el del resto de aficionados que hayan salido a pasear. Suena mucho y especialmente bien para ser un bóxer pero el GTS cuenta en su repertorio con otros hits como una suspensión con muelles y amortiguadores rígidos, llantas de 20 pulgadas, neumáticos específicos y, sobre todo, un cambio PDK de doble embrague y siete marchas que traslada todo el par motor a las ruedas traseras de forma magistral.

Respecto al Cayman normal es más duro y ruidoso, pierde confort pero está a otro nivel en cuanto a eficacia.

Durante los primeros kilómetros, la rigidez estructural y la precisión mecánica marcan la pauta en nuestra ruta. Va duro, mucho más que el Cayman anterior y bastante más de lo que podíamos presuponer en una variante que no está diseñada para ser la más radical de la gama. El nivel de ruido en el interior también es equiparable al de un súper deportivo de mayor nivel y la dirección resulta escrupulosamente precisa, beneficiada por unos neumáticos de bajo perfil y compuesto blando que nos informan de cada irregularidad del asfalto. Nuestro protagonista nos invita a ir cada vez más rápido y a medida que subimos el ritmo nos sentimos más confiados, todo responde a la perfección. Antes de introducir cualquiera de sus programas deportivos tenemos la sensación de manejar un biplaza perfectamente apto para marcar un crono digno en cualquier circuito.

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Finalmente, nos decidimos a pulsar la tecla Sport y comprobamos cómo la dirección se endurece, lo mismo que la suspensión, mientras el acelerador y el freno ganan tacto. Si no fuera por esto último –pensamos– seguro que aquí, en una carretera de montaña con firme deteriorado, estaríamos perdiendo velocidad. Así es, con su mecánica trabajando al máximo nivel, el GTS necesita un asfalto en buen estado para desatar todo su potencial y con el Sport Plus, que modifica la respuesta de sus controles electrónicos de estabilidad y tracción, sucede lo mismo. No obstante, una mirada furtiva al velocímetro nos revela una evidencia: rodamos a un ritmo notablemente superior que los Cayman y TT en la misma carretera.

EN PLENO ÉXTASIS

Dentro, la sensación es que los baches nos restan capacidad de tracción, que alargan demasiado las frenadas y que no logramos ir todo lo rápido que podríamos, pero lo cierto es que la velocidad, con todo y eso, es endiablada. Por encima de las 4.500 vueltas el 3.5 bóxer ‘tira’ de verdad, el cambio responde con inmediatez a cada golpe de leva y a pesar de todo, el bastidor digiere toda esta potencia con una facilidad pasmosa, demostrando una gran capacidad para entrar en las curvas y para traccionar incluso en condiciones de escasa adherencia. Por algo este Cayman GTS no tiene rival.

Precio, equipamiento y ficha técnica del Porsche Cayman GTS

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