Es difícil ser objetivo cuando te encuentras al volante del que consideras uno de los mejores coches del mercado y siendo propietario de una unidad de la generación que ahora desaparece. Lo primero que me llama la atención del nuevo CR-V es la estética, pese a ser más pequeño –reduce la longitud en cinco milímetros y la anchura en 30– la sensación exterior es que es más grande que su predecesor, parece que la nueva imagen le ha hecho ganar en empaque y volumen; un acierto. En el interior sorprende no encontrar tres filas de asientos, como sí ofrece la mayor parte de la competencia, aunque puede tratarse de un comodín en la manga para un futuro restyling. Desde luego, tanto maletero como banco posterior parecen preparados para albergar esa tercera fila.

Dentro se ha resaltado el aire tecnológico, seña de identidad de Honda. Del mismo modo el CR-V gana mucho en calidad y en percepción sin duda uno de los handicap de la versión que desaparece, con unos materiales que ofrecen una excelente resistencia al paso del tiempo. Se incorpora también una nueva consola central que resta espacio a los ocupantes delanteros pero que mejora el conjunto. Se echa en falta un freno de mano eléctrico, en vez del tradicional.

Con el motor arrancado es muy complicado no darse cuenta de la importante reducción sonora del nuevo CR-V, lograda mediante mejoras en el propulsor que lo hacen más silencioso y con una insonorización más minuciosa. En movimiento, si cerráramos los ojos, costaría diferenciar la dinámica y las respuestas de este modelo frente a su predecesor; sin duda el hecho de contar con el mismo propulsor y el mismo cambio automático –incorpora levas en el volante– provoca que muchos de los 'tactos' sean parecidos. Las principales diferencias llegan de mano de la dirección –ahora eléctrica– que pesa menos y que permite actuar junto con el control de estabilidad en situaciones 'delicadas' endureciendo el volante si intentamos girar en la dirección en la que no debemos ir. Aparte de esto, la absoluta comodidad para conductor y acompañantes sigue prevaleciendo como prioridad.

En lo positivo, destaca el sistema de tracción integral con embrague multidisco pero con funcionamiento eléctrico que es más rápido y suave en su actuación, aunque sigue siendo el eje delantero el que recibe hasta el 100% de la potencia en condiciones normales para moderar consumos. Se incorpora también el ECO Assist, que nos informa mediante unas finas bandas de color en el cuadro de relojes sobre lo ecológico de nuestra conducción, automatismo que se completa con el botón ECON mode que reduce al mínimo el consumo actuando sobre el bloque, la climatización…

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