Cumplir años te hace cambiar la visión de los familiares, en gran parte por amigos y compañeros de profesión, que ya empiezan a hablar de biberones y pañales. Tampoco se escapan los propios fabricantes, cuyos departamentos de diseño se esfuerzan en crear vehículos realmente atractivos y con mayor funcionalidad respecto a las berlinas de las que derivan, como nos dejan a las claras los Volvo V90 y Mercedes Clase E Estate, que presentan unos inmensos y prácticos maleteros gracias a las formas cúbicas de sus traseras añadiendo a su vez el plus de accesibilidad que da el tener una quinta puerta. Así que, ante ellos, sólo pensamos una cosa: llenarlos hasta que no quepa ni un alfiler, tarea difícil porque el sueco anuncia 560 litros y, el alemán, 640.

Quizá los litros sean una medida muy abstracta para tener en cuenta, así que diremos que ofrecen tanto espacio modulable que es posible meter varias maletas, las sillas y la sombrilla de la playa, una o dos bicis desmontadas, la cuna de viaje… Ahora sí puedes hacerte una idea de lo capaces que son aunque, curiosamente, el Mercedes es bastante más amplio a pesar de que ambos tienen las mismas dimensiones exteriores –la única diferencia recae en los dos centímetros de más en la anchura del Volvo–. Además, el modelo de la estrella esconde un as para transportar personas porque se convierte en todo un monovolumen de siete plazas si se montan opcionalmente dos pequeñas butacas que van ancladas en el maletero, unos asientos colocados en sentido contrario a la marcha para facilitar entrar y salir de ellos, de ahí que sean aptos para niños… o contorsionistas.

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El Mercedes tiene un chasis muy ágil, perfecto para combinar con el propulsor Diesel 220 d

Mundos distintos

Queda claro, por tanto, que el Mercedes gana la batalla de la habitabilidad debido al superior aprovechamiento del interior, así que al Volvo no le queda otra que recuperar el terreno perdido en marcha. ¿Lo logrará? Tras los primeros kilómetros, no hay duda de que el V90 es el máximo exponente del placer en la carretera. Pocas berlinas de gama alta ofrecen este mimo a los pasajeros en parte por la suspensión, cuyo tarado siempre es confortable incluso cuando tiramos del modo deportivo, que básicamente se encarga de variar la electrónica del motor y las leyes del cambio automático de ocho velocidades. Un propulsor por cierto que sí 'rompe' con el confort de rodadura al dejarse sentir en forma de vibraciones y ruidos mecánicos en aceleración, algo que no es nuevo ya que nos ha sucedido con anterioridad en la berlina S90 y en el todocamino XC90.


Esto de la rumorosidad también es común en el Mercedes, cuyo cuatro cilindros 'traquetea' a pesar de que el sonido recuerda un poco a un bloque gasolina por el escape. Y frente a la tranquilidad del Volvo, el E Estate nos pide a gritos que lleguen las curvas. No sólo es la propia estética AMG la encargada de aportar esa 'excitación' dinámica, sino que los extras incluidos cambian el comportamiento en favor de la deportividad. La dirección por ejemplo tiene casi una vuelta menos entre topes con el mismo radio de giro y la suspensión elegida –Air Body Control– se endurece lo justo y necesario para eliminar cualquier posible balanceo de la carrocería en los giros cerrados, nada fácil de gestionar con los cerca de 1.800 kilos que pesa el coche incluido sólo el conductor. El Volvo se muestra más torpe con sus constantes subvirajes.

El Volvo se convierte en una sala de conciertos con el audio Bowers & Wilkins
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Difícil decisión

Llega la hora de poner en una balanza lo que ofrece uno y otro y ahí entra en juego que el V90 es casi 4.000 euros más barato a igualdad de equipamiento que el E Estate, lo que se nota en pequeños detalles de terminación y en menos innovaciones que el Mercedes, que es capaz de tomar los mandos por sí solo y cambiar de carril con dar un intermitente –conducción semiautónoma–. Asimismo, las pantallas dobles son sensacionales y el día que la central sea táctil, su sistema multimedia será insuperable. Pero que el Estate no subestime al V90 porque éste tiene un diseño precioso y exclusivo y un equipo multimedia increíblemente completo y fácil de manejar, muy similar a una tablet de las que tenemos en casa.

Ahora llega lo más difícil: olvidarse de estos dos 'transatlánticos', básicamente porque es más sencillo jugar a papás y mamás con los hijos de otros…