El propulsor Hellcat V8 es una de las últimas grandes creaciones de Chrysler o FCA, si lo prefieren. Hablamos de un V8 de 6.2 litros con auténtico sabor americano, ideado única y exclusivamente para el placer que sin embargo, podemos disfrutar en modelos tan distintos como estos Dodge Challenger Hellcat Widebody y Jeep Grand Cherokee Trackhawk.

Transmitir sus 717 caballos de potencia y 881 Nm de par máximo al suelo nunca es tarea sencilla, pero mientras que el ‘muscle car’ se apoya en un kit más deportivo –el denominado Widebody– que incluye llantas de aluminio de 20 pulgadas y unos neumáticos específicos Pirelli PZero 305/35 ZR20 para lograr un mejor agarre, el todoterreno cuenta con tracción total.

A menudo nos preguntáis cuánto influye realmente la tracción 4x4 en las prestaciones de un vehículo, sobre todo lo hacéis cuando pensáis en adquirir un SUV o todocamino. Bien, pues hoy hemos encontrado una respuesta que no puede ser más gráfica.

Es cierto que el Grand Cherokee Trackhawk equipa de serie un cambio automático de ocho marchas que en el Challenger es opcional y que desconocemos si incorporaba la unidad de la prueba, pero la diferencia de aceleración entre ambos resulta impropia de dos modelos con la misma potencia y con una diferencia de peso considerable, en favor del más rápido.

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