¿Cómo de fuerte es la nostalgia? Empecemos: el Dodge Challenger original fue lo más parecido a un fracaso. Nació tarde en la era de los pony cars, una etapa donde los Mustang y Camaro eclipsaron todas las ventas. Su lanzamiento se produjo en 1970, sin embargo, cuatro años más tarde tuvo que decir adiós. Si volvemos a la actualidad, esas vibraciones no las experimentas con el Challenger moderno. Resurgió de las cenizas en el 2008, lo que significa que ha estado vivo más del doble que el coupé de principios de los 70. Un año, en el que el Mustang todavía tenía un eje trasero rígido y el Camaro aún descasaba en paz.

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El Challenger ha tenido una renovación importante en todos estos años, con nuevos grupos ópticos y rejillas, además de un interior significativamente mejorado, aunque la carrocería no se ha movido desde entonces. Eso parece ser parte del encanto. La otra parte es un extraño desfile de opciones mecánicas cada vez más escandalosas. Así es como terminamos aquí: con el Challenger SRT Hellcat Redeye de 808 CV. Porque lo único más fuerte que la nostalgia es la potencia.

Básicamente, se trata de un Hellcat que ha recibido algunos elementos mecánicos de otras versiones, como la transmisión del Demon del año pasado. Eso no es una simplificación excesiva. Chris Cowland, Director de Advanced y SRT Powertrain Engineering, me explicó en el evento de lanzamiento en Portland, Maine (Estados Unidos), que el Redeye hereda exactamente el mismo motor, sobrealimentador, caja de cambios y partes de la transmisión de la bestia citada anteriormente.

Entonces, ¿por qué solo 808 caballos cuando el Demon puede alcanzar 840 en su modo más extremo? La culpa la tiene el capó. El nuevo diseño de doble snorquel, exclusivo para los Challengers sobrealimentados de 2019, en realidad aumenta la potencia del Hellcat ‘estándar’ en 10 CV, a 727. Pero en comparación con la ‘campana extractora’ que lleva por capó el Demon, estas entradas de aire que equipa el Redeye proporcionan un menor flujo de aire al motor. Si se utilizara la del coche ‘demoniaco’ se generaría una elevación frontal inaceptable cuando se alcanza la máxima velocidad, es decir, 327 km/h. Es por ello, que se tomó esta decisión y se calibró el motor para funcionar con un flujo ligeramente más estrecho.

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Sé lo que te estás preguntando, y la respuesta es: No, no puedes simplemente conectar la ECU del Demon y obtener un Redeye con 840 caballos. De acuerdo con Cowland, cada centralita electrónica del Demon está asociada a un ejemplar en concreto de este, por lo que se bloquea si se instala en otro vehículo. Tampoco se puede intercambiar mágicamente los capós de ambos coches y así obtener más potencia. Simplemente no está calibrado de esa manera, ¿de acuerdo?

Con el ‘Widebody’, el Redeye tiene un agarre impresionante en las curvas.

Mismo motor, diferentes propósitos. El Demon fue diseñado para posicionarse como el máximo aspirante a liderar las pruebas del cuarto de milla, ignorando cualquier otro tipo de conducción. El Redeye tiene casi la misma potencia en un vehículo que es tan completo como un Hellcat regular. No vas a encontrar un trans-brake o unos neumáticos específicos para este tipo de pruebas de aceleración, pero sí una suspensión recalibrada que reconoce la existencia de curvas. Un Redeye con el ‘Widebody’ y sus neumáticos de 305 mm de ancho (también está disponible con neumáticos más estrechos de 275 mm) realizará el cuarto de milla en 10,8 segundos a 210 km/h, una décima de segundo y seis km/h más rápido que un Hellcat de 727 CV con los mismos neumáticos. Le pregunté a Jim Wilder, Gerente de Desarrollo de Vehículos SRT Challenger y Charger, qué pasaría si se instalaran las llantas ligeras del Demon con sus neumáticos especiales Nitto en un Redeye. Respuesta: Recortaría tres décimas de segundo al tiempo anterior, sin cambios en la velocidad alcanzada. Resulta que la configuración de suspensión Drag Mode del Demon, que pone todo el peso en los neumáticos traseros en la salida, tiene mucho que ver con su dominio en el cuarto de milla.

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Dodge invitó a periodistas al Club Motorsports, una nueva pista de carreras en el este de New Hampshire, Inglaterra, para probar el coche. Esta prueba es totalmente opuesta a una drag race, pues cuenta con unos 4 kilómetros de longitud, 15 curvas y un desnivel de 76 metros producido por las distintas pendientes y giros pronunciados. Solo eso debería ser suficiente para conocer las intenciones de la firma norteamericana con el Redeye.

Con el ‘Widebody’, el Redeye tiene un agarre impresionante en las curvas. Selecciona el Track Mode, y los amortiguadores y la asistencia de la dirección se pondrán firmes de inmediato, la transmisión hace clic en su modo más rápido y estarás listo para hacer unas vueltas rápidas. Todos los Hellcat son de morro pesado: el sobrealimentador y el equipo de refrigeración asociado agregan aproximadamente 91 kilos en comparación con un 392 Scat Pack. El Redeye tiene un chasis ajustado para ayudarte en las frenadas a final de recta y en la transferencia de masas. Y, por supuesto, debes tratar el acelerador como un baño caliente, soltando el acelerador en cada vértice.

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El Redeye solo está disponible con la caja automática de ocho velocidades, y unas diminutas levas que parecen comunicarse con la caja de cambios a través de una demora por satélite. Durante la mayor parte del tiempo, puedes dejar que trabaje por sí sola. En el Track Mode, la transmisión casi siempre elige la marcha correcta por sí misma, manteniendo los cambios de marcha hasta la línea roja y reduciendo de manera agresiva para mantener el motor en ebullición.

Lo que tenemos delante de nosotros es un sedán de dos puertas con dos toneladas de peso y un morro lleno de acero. Uno de los instructores comparaba el Redeye con una dirt-tracker debido a la manera de equilibrar el peso y reaccionar ante él. El Challenger R/T Scat Pack con el ‘Wideboy’, más ligero y de aspiración natural, es más ajustable y se siente más feliz en las frenadas o a la hora de ser agresivos con el acelerador, además de estar siempre dispuesto a sumergirse hacia el vértice de las curvas con más energía que sus hermanos sobrealimentados. Pero si manejas bien el juego del peso, el Redeye dejará atrás a este. Por poner un ejemplo, un ingeniero de Dodge con amplia experiencia en competición fue capaz de rodar un segundo más rápido que el Challenger atmosférico.

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En la calle, el Redeye hace todas las cosas divertidas y ruidosas que hacen que el Hellcat estándar sea tan encantador. El escape no es una broma, ni mucho menos, suena bastante alto y representa a la perfección el clamor de un motor Hemi – no es el golpe de martillo de los V8 alemanes ni el cantar metálico de un LS. A diferencia del Mustang o el Camaro, no puedes elegir un modo más silencioso desde la pantalla táctil. Está tal vez 5 dB por encima de lo que consideramos educado, con un zumbido a las 2.250 rpm que puede provocar dolor de cabeza tras cinco o diez minutos. En la carretera, eso se traduce en una velocidad de unos 135 km/h, que, en este coupé de piernas largas, se siente como si fueran 50 km/h.

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Nunca te olvidarás del sobrealimentador. Cada vez que pisas el pedal del acelerador te encuentras con un alarido y una tensión en el cinturón procedente del compresor de 2.8 litros que se esconde bajo el capó, el más grande jamás instalado en un motor de producción moderno. Ya sea que estés en el asiento del conductor o parado en el pit lane en el Club Motorsport, un Redeye a máxima potencia emite un gemido de sobrealimentación que parece sacado del infierno.

En la calle, es casi imposible acceder a las reservas del Redeye por más de unos segundos sin arriesgar la vida o perder el carné.

Esta es la parte donde me preguntas cuán más rápido es el coche. Sin duda, 80 caballos más tienen un impacto apreciable, ¿verdad? Ojalá pudiera decir eso. A lo largo de horas conduciendo en New Hampshire y Maine, en carreteras secundarias de dos carriles, calles principales de pueblos pequeños y autopistas interestatales, me sumergí en este par de torsión de 958 Nm tan a menudo como pude, desde parado, a velocidad lanzada, y con pases de autopista.

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Tal vez el asiento de mis pantalones no esté tan finamente calibrado como algunos. Pero en el tipo de conducción deportiva que puedes adoptar en la calle, el Redeye se sintió un poco más enérgico que un Hellcat estándar. Eso no parece afectar a la propia marca y es que tener más de 700 caballos debajo del pie derecho es como un paseo nuclear, sin importar nada más. La fábrica me respalda en esto: Dodge dice que tanto el Redeye como el Hellcat de 727 CV, equipados con la carrocería ancha, tardan 3,4 segundos en alcanzar los 100 km/h. El Redeye se está escapando al final del cuarto de milla, y estoy seguro de que una carrera de media milla o milla entera vería al modelo americano tomar una ventaja decisiva. Pero en la calle, es casi imposible acceder a las reservas del Redeye por más de unos segundos sin arriesgar la vida o perder el carné.

El Challenger de hoy en día siempre ha sido una segunda oportunidad para el pony car original de Dodge. Su momento es tan bueno como el Challenger original estaba equivocado. Ese coche debutó justo antes de las crisis del petróleo y las emisiones que obstaculizaron la industria; este nació en la era de los altos niveles de potencia de los coches de producción, un constante aumento en el rendimiento que no muestra signos de detenerse. Los muscle car de hoy en día viven en un planeta diferente al de las bestias de mediados de siglo que los inspiraron. El Redeye es el ejemplo más descarado de eso.

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Pero el rock 'n' roll todavía necesita guitarras, y los muscle cars todavía necesitan disfrutar de los buenos tiempos. Incluso si esos recuerdos no son 100% fiables. El Redeye es exactamente tan rápido, castigador de neumáticos, ruidoso, siniestro y agresivo como la memoria brumosa dice que debería haber sido el Challenger 440 Six-Pack original. Es el tipo de coche que tu padre quería construir a principios de los 70. Ahora él, o tú, podéis comprarlo directamente desde el concesionario.

Los recuerdos fiables rara vez son buenas historias. Es apropiado, entonces, que el Challenger Redeye sea una narración tan optimista de ese breve lapso de tiempo entre el Apollo 13 y la crisis del petrolero. Dodge dice que el comprador del Challenger tiene una edad promedio de 51 años. Eso significa que nació en 1967, demasiado tarde para experimentar de primera mano los buenos años de los pony car. Cada muscle car que Dodge vende es una entrada al parque de atracciones. Es una aventura increíble.