Parece que el ordenador de a bordo del Golf GTI Clubsport nos está vacilando porque dice que la temperatura ambiente es de 26º, pero me los creo incluso sin necesidad de conectar el coche a un polígrafo 'deluxe'. A punto de comenzar noviembre, las camisetas de manga corta son necesarias si uno quiere moverse por las instalaciones del Circuito del Jarama y no acabar empapado en sudor. ¡Qué calor hace!

El sol aprieta con ganas y nosotros sólo pensamos en el asfalto del trazado madrileño, que debe de estar en su punto después de varias horas recibiendo la radiación del astro rey, como un chuletón de ternera hecho lentamente sobre unas buenas brasas de leña. El símil gastronómico quizá no venga al caso, pero el Golf que nos espera en la pista tiene la mejor denominación de origen posible y esa no es otra que Clubsport. Quizá tú estás como nosotros, deseando 'hincarle el diente'… Es una sensación normal si tenemos en cuenta que estamos ante uno de los VW conmemorativos más especiales de todos los tiempos, en el que los acabados exterior e interior son específicos y aportan ese valor sentimental extra que tanto buscan los 'golferos'.

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Pero si hay algo que realmente nos despierta curiosidad es el corazón que late bajo el capó: un motor gasolina turbo con 265 caballos, 35 adicionales a los del GTI más extremo comercializado hasta el momento –recordemos que éste se vende en versión base de 220 caballos por 32.850 euros y en una Performance con 230 caballos desde 34.600 euros, aunque ahora sube la potencia hasta los 245 caballos–. A este perceptible 'chute' hay que sumarle la ayuda de la electrónica ya que, de forma puntual, la potencia del propulsor se dispara hasta los 290 caballos, única y exclusivamente durante períodos cortos de 10 segundos, una medida que busca sobre todo la protección de todos los órganos mecánicos.

Diamante en bruto
El GTI Clubsport nos espera arrancado en el pit lane del Jarama. Según nos acercamos comprobamos que la doble salida de escape ronronea de forma suave cual lindo y manso gatito. Pero este Golf es una fiera con los casi 300 caballos exprimidos de su dos litros, aunque ya sabemos cuál es la letra pequeña que tiene.

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Una vez dentro, el habitáculo nos sorprende gratamente por su terminación; no hay que olvidar que este Clubsport monta los asientos tipo bacquet más espectaculares del segmento y un volante rematado en Alcántara y achatado en la parte inferior, cuyo tacto es inmejorable. Las dos vueltas entre topes nos adelantan una dirección ultra rápida, algo que percibimos de inmediato en la primera curva del circuito, en la que apenas hay que girar unos grados a la derecha para que este GTI la trace sin inmutarse. En una de las zonas más ratoneras del Jarama –Le Mans y Farina–, se nos ocurre mirar el velocímetro y la aguja se sitúa en la barrera de los 120 kilómetros/hora, en tercera y a unas 6.000 vueltas. Y ni con esas, el Clubsport parece ir al límite; ¿cómo es posible tanta efectividad? La respuesta se encuentra en el chasis.

El Clubsport tiene la posibilidad de que su carrocería vaya pintada en dos colores

Podrás seguirle
Con el Golf GTI se puede ir a un ritmo endiablado pero el Clubsport tiene los pluses necesarios para que un novato con su L se sienta Sebastien Ogier, tetracampeón de WRC con la firma germana. Esto quiere decir que el VW es dócil y muy fácil de conducir. Acelerar, frenar e, incluso, trazar las curvas más cerradas sin soltar el pedal del gas son tareas sencillas para este deportivo que ha marcado un tiempazo de ocho minutos en Nürburgring. Esta efectividad recae principalmente en el diferencial autoblocante mecánico, que gestiona la caballería en el eje delantero de forma magistral aunque a veces necesita la ayuda del control de estabilidad para minimizar los efectos de los subvirajes, que aparecen frecuentemente. No es la primera vez ni será la última que este diferencial engañe a nuestros sentidos haciéndonos creer que el GTI Clubsport tiene en realidad tracción integral… En esas circunstancias, la caja de cambios automática DSG de doble embrague y seis velocidades, que es opcional y equipa nuestra unidad, engrana la marcha que el 2.0 demanda en ese momento, independientemente de si va activo el programa más deportivo o el más light.

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Y sí, ellos también están presentes. Sin hacer ruido, los frenos con discos ventilados de 340 milímetros delante y de 310 milímetros detrás gestionan con autoridad las detenciones que demandan los 1.400 kilos del Clubsport. La mordida es espectacular y a falta de rodar más vueltas, aparentemente resistirán un trato exigente en circuitos divertidos como el Jarama.

El elegido es…
La suavidad y la efectividad con las que se mueve este Volkswagen lo convierten incluso en alternativa seria al todopoderoso R de 300 caballos, a fin de cuentas su hermano mayor. Pero el GTI Clubsport nos parece más exclusivo, utilizable a diario y encima más barato. Lo tiene todo.

Precio, equipamiento y ficha técnica del Volkswagen Golf GTI Clubsport 5P