Todos llegamos a una edad en la que eso de "sentar la cabeza" sobrevuela el horizonte para convertirse en una realidad. Muchos abandonan cierto estilo de vida para llevar a cabo actividades más tranquilas y, en caso de tener familia, a menudo toca cambiar de coche. En ese momento, la deportividad pasa a segundo plano y la practicidad y la seguridad son las nuevas máximas a la hora de elegir nueva montura.
Por suerte, el mercado es muy variado y existen alternativas que combinan lo mejor de dos mundos y el mejor ejemplo está justo ante ti y se llama Audi RS 4. Pero no te estoy descubriendo nada nuevo, basta remontarse algo más de dos décadas en el tiempo para obervar que a mediados de los años 90 ya podías disfrutar de la versatilidad y las rapidez del Audi RS2 desarrollado con la ayuda de Porsche, un familiar que supuso el origen de una estirpe de rancheras deportivas.
Con cambio de nomenclatura incluido, el Audi RS 4 Avant con código interno B5 elevó el listón en 1999 gracias a su contundente motor V6 biturbo con 380 caballos de potencia. De eso hace casi 20 años y a lo largo de este tiempo la saga ha evolucionado. En 2005 llegó la segunda generación con el mismo V8 que en 2012 equipó RS4 Avant B8. Ahora se estrena la cuarta generación y el V8 atmosférico ha sido sustituido por otro V6 biturbo, aunque en este caso con 450 caballos de potencia y 600 Nm de par. Puede que el salto de potencia respecto al modelo primigenio no sea muy elevado, pero si atendemos al resto de cifras –especialmente al par– veremos que la evolución es total.
Inspirado en el Audi 90 quattro IMSA GTO, se distingue las vías ensanchadas, la menor altura de su carrocería y los detalles exclusivos. Además de los anagramas RS, luce llantas de 20 pulgadas, entradas de aire repartidas por toda la carrocería, pasos de rueda más anchos, spoiler y difusor traseros específicos y las ya clásicas salidas de escape ovaladas de los modelos RS. Los nuevos colores disponibles sólo consiguen incrementar su atractivo y, además del precioso rojo de las fotografías, puede pintarse con un llamativo Azul Nogaro o con el mismo Verde Sonoma que luce desde hace unos meses el Audi RS 5.
Dentro se respira un ambiente racing a través de los asientos deportivos o el volante achatado que, opcionalmente puede recubrirse con Alcantara. La calidad de los materiales empleados y el impecable ajuste de cada pieza aportan el toque de refinamiento a un habitáculo en el que pueden acomodarse hasta cinco ocupantes. El maletero, por su parte, crece hasta alcanzar los 515 litros de capacidad –15 más que en el modelo anterior–, que pueden convertirse en 1.510 con los asientos traseros abatidos. Por supuesto, el portón trasero es eléctrico.
En el apartado tecnológico, brillan el equipo de infoentretenimiento, compatible con todo tipo de dispositivos a través de Apple CarPlay y Android Auto, y el panel de instrumentos digital denominado Audi Virtual Cockpit. Los más detallistas también pueden optar por el head-up display que proyecta información adicional en el parabrisas, como la luz que indica el momento idóneo para cambiar de marcha en modo manual, los tiempos por vuelta en circuito o la temperatura del aceite.
Tampoco faltan los últimos sistemas de asistencia a la conducción. El RS 4 Avant incluye más de 30 sistemas que velan por el conductor y por todos los pasajeros, desde el control de crucero adaptativo con función stop&go y asistente de conducción en atascos Traffic Jam Assist, hasta el asistente anticolisión. Tampoco falta la alerta por cambio involuntario de carril, el reconocimiento de señales de tráfico o el asistente de aparcamiento.
Pero lo más interesante del Audi RS 4 Avant se encuentra debajo del capó y no es otra cosa que el motor V6 TFSI de 2.9 litros. Es el principal culpable de la rebaja de peso respecto al modelo precedente y sus cifras impresionan y es capaz de catapultar a nuestro protagonista hasta los 280 kilómetros por hora. También le permite alcanzar los 100 kilómetros por hora desde parado en apenas 4,1 segundos y, junto a la tranmisión de ocho velocidades, forma un conjunto excepcional que asegura toneladas de diversión.
Y es que, en esta ocasión, Audi ha decidido prescindir del doble embrague para montar una Tiptronic de ocho velocidades capaz de digerir los 600 Nm de par disponibles. Se trata de un cambio rapidísimo que funciona de manera sensacional en cualquier circunstancia. En modo automático realiza las transiciones entre marcha y marcha a una velocidad de infarto, mientras que en modo manual permite disfrutar estirando cada velocidad hasta alcanzar el corte de inyección.
La transmisión Tiptronic es el complemento perfecto para un motor al que no podemos poner ni una pega. Gracias a los dos turbos, el empuje es brutal desde la zona más baja del cuentavueltas y, a diferencia del lejano V6 del RS 4 Avant de 1999, la respuesta de este 2.9 es instantánea. En nuestra toma de contacto pudimos exprimir los 450 caballos por carreteras reviradas en los alrededores de Málaga y, con el paso de los kilómetros, quedó claro que el único lugar donde realmente se puede disfrutar de todo el potencial es un circuito de carreras.
Además de la caja de cambios, el bloque de seis cilindros cuenta con el complemento ideal: la consagrada tracción quattro. Gracias a este sistema, el RS 4 es capaz de transferir todo su potencial al asfalto sin pérdidas de tracción. Como era de esperar, la tracción total permite ir ‘sobre raíles’ a la bestia de Audi Sport pero, a diferencia de otros modelos de la marca, la puesta a punto del conjunto permite disfrutar de las carreteras más viradas con insinuaciones constantes de la zaga.
Sí, este familiar es capaz de redondear las curvas con la zaga; pero sólo si tú quieres, porque las cuatro ruedas motrices también permiten enlazar curvas con total seguridad a una velocidad de infarto. Opcionalmente, está disponible un diferencial trasero que consigue ‘meternos’ en los virajes más cerrados como por arte de magia.
Por el resto de la familia no te preocupes, si os vais de viaje al salir del circuito, sólo es necesario seleccionar el modo de conducción normal para que el RS 4 muestre un comportamiento similar al de cualquier A4. Una vez más, Audi Sport ha dado con la combinación perfecta para demostrar que los deportivos familiares existen. Versatilidad, seguridad y prestaciones de vértigo van de la mano en la última generación de una saga que no deja de ganar adeptos. Con semejante conjunto, sentar la cabeza es mucho más fácil, aunque tendrás que ahorrar porque su precio base es de 96.900 euros.