No hemos tenido que esperar demasiado para ver el primer accidente en carretera de uno de los coches más exclusivos del momento, el LaFerrari. Eso sí, no esperéis nada demasiado espectacular porque aunque se trate de un coche con 963 caballos, en esta ocasión su conductor era un empleado de la marca que circulaba de forma responsable con un pre-serie camuflado.

Sin embargo, la desgracia hizo que el hypercar italiano se acercase a la barrera del peaje con un camión de gran tonelaje detrás y una pequeña retención del tráfico hizo en resto. El conductor del LaFerrari puso en funcionamiento los frenos carbocerámicos firmados por Brembo y compuestos por discos de 398 mm de diámetro delante y 380 mm detrás, para detener el deportivo con rapidez.

El camión, evidentemente, no pudo hacer lo mismo e impactó en la parte trasera izquierda del LaFerrari.

No cabe duda de que estamos ante el típico alcance en autovía que con cualquier otro vehículo se saldaría con parte amistoso que la aseguradora no tendría el más mínimo inconveniente en cubrir. Pero como resume la cara de circunstancias del propio camionero, ya es mala suerte que el coche que te lleves por delante sea el más valioso y sofisticado de cuantos ha producido Ferrari.

Si tenemos en cuenta que hablamos de un vehículo que cuesta 1,3 millones de euros y cuya carrocería integra elementos de aerodinámica activa, no queremos ni imaginarnos el importe de dicha factura. Al menos, viendo las dimensiones del camión en relación a las del deportivo, su conductor siempre podrá consolarse pensando que pudo ser muchísimo peor.

Lettermark
Jose Carlos Luque

Experto y apasionado del motor y la comunicación en todas sus formas, recalé en Car and Driver a finales de 2007 y desde 2016 dirijo este site. Periodista de vocación y formación, conservo buenos contactos en el sector y trato de que la información que leas aquí sea la más inmediata, completa y veraz. Pero también realizo pruebas, comparativas, noticias, entrevistas... y en mis ratos 'libres' crío a tres niños pequeños que –con diferencia– es el trabajo más duro de todos los que he hecho jamás.