La vieja historia de chico busca impresionar a chica al volante de un súper coche no falla. Al final el protagonista siempre consigue su objetivo aunque a menudo, a costa de un final dramático.

Estamos en Taipei, la capital de Taiwán y como toda mega-city asiática, un auténtico laberinto repleto de tráfico semáforos, peatones y conductores irresponsables. En esta ocasión, estamos subidos en el coche de uno de ellos, un BMW M3 E92 que recordemos, monta un motor 4.0 con 420 caballos de potencia, capaz de acelerar de 0 a 100/km en 4,9 segundos. Lo conduce un joven local que lleva a su lado una señorita a la que por supuesto, quiere demostrarle todo lo que es capaz de hacer con una máquina así bajo su –teórico– control.

Después de realizar un giro indebido y rozar los 150 kilómetros/hora en unos escasos 400 metros, nuestro protagonista llega a una intersección regulada por semáforos. No contento con todo lo anterior se sitúa en el carril destinado para girar a la izquierda y sale recto, por supuesto acelerando a fondo para hacer resonar el V8 en todo su esplendor. Sin embargo, cosas del karma, nuestro temerario protagonista no tarda en encontrarse con la horma de su zapato; un taxista casi tan irresponsable como él que decide realizar un cambio de sentido en mitad de esta calle pisando una doble línea continua.

Para colmo, el 'avispado' conductor del M3 tarda una eternidad en darse cuenta de la maniobra, no frena, no realiza ninguna maniobra evasiva simplemente impacta contra el taxi como si se tratara de un videojuego. El choque se entre ambos coches se produce a más de 80 km/h reales y sólo la seguridad pasiva del deportivo alemán y la fortuna consigue que las tres personas implicadas en el accidente sólo tengan heridas leves. Qué le sirva de escarmiento.

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Jose Carlos Luque

Experto y apasionado del motor y la comunicación en todas sus formas, recalé en Car and Driver a finales de 2007 y desde 2016 dirijo este site. Periodista de vocación y formación, conservo buenos contactos en el sector y trato de que la información que leas aquí sea la más inmediata, completa y veraz. Pero también realizo pruebas, comparativas, noticias, entrevistas... y en mis ratos 'libres' crío a tres niños pequeños que –con diferencia– es el trabajo más duro de todos los que he hecho jamás.