La última medida que ha tomado la Dirección General de Tráfico es la de instalar 270 cinemómetros, todos nuevos, en la red viaria para que, además de controlar la velocidad, hagan fotos a todos y cada uno de los conductores aunque no se exceda el límite de la vía. Con ello se busca comprobar in situ si el conductor y el acompañante llevan puesto el cinturón de seguridad y si van manejando el smartphone u otros gadgets. Cada uno de estos nuevos radares es de tipo láser y cuenta con un procesador capaz de hacer hasta 50 instantáneas por segundo, así se tendría una prueba fiable de la infracción que irá asociada a un vehículo concreto gracias a su matrícula.

Aunque el objetivo es que la sanción se haga realidad al instante, por el momento el proceso tendrá una parte automática, la de enviar las fotografías hasta el centro de la DGT en León, y otra manual, donde funcionarios especializados estudiarán cada caso de forma individual para evitar errores administrativos.

En estos momentos ya hay funcionando 70 de estos radares en autopistas y autovías como la A-1, la A-2 o la A-3, aunque según fuentes de la DGT, la mayor parte de estos dispositivos irán a parar a las carreteras secundarias, donde se registran más muertes por accidentes de tráfico.