Ya se dice que en tiempos de crisis se agudiza el ingenio, y de eso saben bastante los alemanes, prueba de ello es su última idea: cobrar un peaje a los vehículos extranjeros al circular por sus autopistas. Algo que gustará a muchos germanos, y disgustará a todo aquel que no lo sea y tenga que utilizar las famosas autobahn.

Con esta medida, presentada ayer en Berlín por el ministro de Transportes alemán, el gobierno de Merkel pretende recaudar 625 millones de euros. La Infrastrukturabgabe–o tasa de infraestructuras en castellano– entrará en vigor el 1 de enero de 2016.

Cuanto más grande, potente y antiguo sea el vehículo, más pagará

El pago se realizará mediante una serie de tarjetas de diferentes colores, cada una en función de unos parámetros del vehículo (tamaño, potencia del motor, modernidad y nivel de contaminación). Los más antiguos, potentes y grandes tendrán tarjeta roja, y en el otro extremo está la verde, que corresponderá a los más respetuosos con el medio ambiente, siendo la tarjeta amarilla el punto intermedio.

Como cabe esperar, los vehículos con cartulina roja tendrán que pagar más que los amarillos, mientras que los verdes irán ligados a la tarjeta más económica, disponible a partir de 10 euros, o 20 euros si es para dos meses. Se podrán comprar en toda la red alemana de gasolineras y a través de Internet.

La 'buena noticia' para los extranjeros es que habrá descuentos de única visita y para tramos cortos. Sin embargo la polémica está servida. Alemania es territorio de paso para muchos extranjeros, y algunos países colindantes como Austria y Holanda ya han manifestado su indignación.

Se habla incluso de una restricción indirecta de la libertad de movimientos dentro de la Unión Europea, y de que otros países podrían animarse a hacer lo mismo, "erosionando el espíritu europeo" según dice el portavoz de de la asociación de conductores holandeses Mike Pinckaers. Por su parte, la ministra de Transporte de Austria, Doris Bures, ha declarado que tiene intención de demandar a Alemania ante el Tribunal Europeo de Justicia si implanta este peaje "discriminatorio".

Miles de personas cruzan a diario la frontera alemana para acudir a sus puestos de trabajo, y este nuevo peaje será un duro varapalo para su cartera. Aunque todas estas protestas entran por un oído del Gobierno germano y salen por el otro, ya que impondrá de todas formas su nuevo sistema de recaudación.