Un estudio del RACC ha analizado la evolución de la siniestralidad vial en España durante 2015, de él se desprende que se ha producido un estancamiento evidente en las cifras de accidentadiltad, registrándose, en promedio, alrededor de 1130 víctimas mortales al año desde 2013.

Este estancamiento se ha producido en un contexto de repunte de la movilidad. En este sentido cabe hablar de una cierta reducción del nivel de riesgo en nuestras carreteras, pero no hay que olvidar que en períodos anteriores la reducción de la siniestralidad se ha beneficiado de una caída muy importante de la movilidad.

Por comunidades autónomas, los resultados del año pasado han sido muy dispares: mientras que en algunas -Murcia- la mortalidad ha caído por encima del 40 por ciento, en otras ha aumentado prácticamente un cien por cien desde 2014 -País Vasco-. La tasa de riesgo, o lo que es lo mismo, la probabilidad de fallecer por accidente de tráfico, varía también de forma notable entre comunidades, existiendo un riesgo tres veces superior de fallecer en la comunidad de mayor riesgo respecto a la comunidad con la tasa más baja.

Por encima de la media europea, pero con mucho trabajo por hacer

En relación a Europa, la tasa de riesgo en España se sitúa claramente por debajo de la media comunitaria, siendo inferior que la presentada en países como Alemania, Francia o Italia. Sin embargo, hay que seguir trabajando para ser el país con las menores cifras de siniestralidad del territorio europeo, ya que vecinos como Suecia o Reino Unido presentan una tasa de riesgo un 33 por ciento inferior a la nuestra.

El reto está, por lo tanto, en seguir reduciendo la mortalidad y romper el estancamiento de los últimos tres años, máxime si atendemos a las previsiones de aumento de la movilidad en los años venideros. La clave para reducir las muertes en carretera pasa por impulsar la política en Seguridad Vial, poniendo en marcha nuevas medidas que nos permitan seguir acercándonos a los países más exitosos de nuestro entorno.