Con el fin de dar a conocer los sistemas tecnológicos avanzados en los coches, la Fundación Línea Directa ha presentado en Madrid el estudio “Los sistemas tecnológicos avanzados para la prevención de accidentes de tráfico”. El informe analiza los 83.115 accidentes con víctimas (heridos leves, graves y fallecidos) registrados en 2012, y se centra en los cuatro sistemas de conducción preventiva más eficaces en la reducción de la siniestralidad según los tests de EuroNCAP. Además, se ha tenido en cuenta la oferta disponible en el mercado de 22 marcas de coches, que representan el 77% de los turismos matriculados en el último ejercicio.

Los sistemas tecnológicos que equipan los automóviles aplicados a la seguridad vial se caracterizan por su carácter preventivo, trabajando activamente sobre el entorno para actuar de manera autónoma tratando de anticiparse al accidente. El objetivo es acabar con el desconocimiento existente sobre estos sistemas, concienciar sobre su importancia, conocer cuáles son los más eficaces y demostrar los beneficios que reportaría su uso generalizado. Así, la principal conclusión del estudio es que los cuatro sistemas más relevantes en la prevención de accidentes podrían evitar más del 22% de los accidentes mortales que se producen cada año en España, es decir, esta tecnología salvaría la vida de 420 personas todos los años. Además, su uso combinado reduciría en casi 23.000 los accidentes con víctimas cada año (un 27,5%).

Los principales sistemas sería el frenado de emergencia autónomo (AEB), que realiza una frenada de emergencia cuando detecta una colisión inminente, y aplica los frenos de forma autónoma ante el riesgo de colisión, utilizando el cien por cien de la capacidad de frenado o solo una parte. La ayuda al mantenimiento de carril (LKA), que reconoce las líneas del carril por el que circula el coche y en casa de que la trayectoria se desvíe y se pise alguna línea sin accionar el intermitente, avisa mediante vibración en el volante y con un mensaje en el cuadro de mando, corrigiendo la trayectoria de forma automática si el conductor no reacciona ante el aviso. La detección de fatiga (DDD), que analiza el nivel de atención del conductor y le avisa si detecta cansancio mediante señales acústicas y visuales. La monitorización de ángulos muertos (BSM), cuya función es informar de la presencia de vehículos en las zonas que quedan fuera del alcance visual de los espejos retrovisores, por detrás y en el lateral del coche.

La implantación de estos sistemas todavía deja mucho que desear en España, incorporando al menos de los sistemas solo un 2% de los 22 millones de coches que componen el parque automovilístico. Por otra parte, la oferta disponible en las marcas va creciendo de forma significativa. El coste medio de cada una de estas tecnologías ronda los 1.000€, aunque ya es posible encontrar en el mercado alguna de ellas desde 45€.