Cualquier seguidor del DTM, el campeonato alemán de turismos, conoce la naturaleza del mismo. Un campeonato hecho por y para las marcas, un escaparate donde mostrar sus productos, donde hacer Marketing al más alto nivel. Y con todas las connotaciones negativas que ello conlleva, un campeonato con un alto componente político.

El pasado sábado, Daniel Juncadella tenía una cómoda ventaja para afrontar los últimos minutos de carrera rumbo a llevarse la que hubiera sido su segunda victoria en el campeonato. La aparición de un coche de seguridad, obligó a compactar la caravana, con una resalida tipo ‘Indy’, es decir por parejas, y a mi poca distancia los unos de los otros.

xView full post on X

A pesar de las delicadas condiciones de la pista, con un claro carril seco y el resto notablemente húmedo, dirección de carrera decidió realizar este tipo de resalida, al contrario que en la cita de Misano, donde lo consideraron peligroso por unas condiciones similares y optaron por una resalida convencional.

Y en la resalida, el drama. Daniel Juncadella acelera a fondo y consigue mantener la primera posición por delante del trio de Audi. Pero en la última vuelta, llega la notificación. ‘Drive trough’ para Daniel Juncadella por un mal procedimiento de resalida. No es la primera sanción a raíz de una resalida, donde se le da al piloto que lidera demasiada responsabilidad, pero en esta ocasión, ni los propios comentaristas de la prueba eran capaces de ver el motivo por el que Daniel Juncadella fue desposeído de la victoria.

Una sanción impuesta en tiempo récord, antes de la bandera a cuadros, cuando cualquier tipo de sanción es firme y no admite alegación alguna. Con el de Mercedes fuera incluso de los putos tras haber dominado la prueba, Audi heredó un podio al completo, y con órdenes de equipo, colocó a René Rast como ganador. El único que aún podía arrebatarle el título a los Mercedes.

Motivo por el que resulta aún más complicado no pensar en una sanción cogida con pinzas, en la que el mayor beneficiado era el campeonato, que llegará a su última cita con el título más abierto. Una sanción puramente política que dejó a los aficionados con el gesto torcido.

Las quejas a través de redes sociales no de hicieron esperar, y pilotos de talla internacional como Antonio Felix da Costa, se sorprendieron de lo ocurrido y lanzaron su apoyo al piloto español. Incluso Marco Wittmann, piloto de BMW, admitió que, estando justo detrás de Dani, no vio absolutamente nada incorrecto, al tiempo que añadía que era una pena para alguien que había hecho una gran carrera.

Ante el aluvión de críticas. El DTM hizo un pequeño comunicado a través de redes sociales, explicando los motivos de la sanción. Le acusaron de ‘acelerar en el primer pasillo, en lugar del inicio/final del segundo pasillo’ algo que prácticamente nadie entendió, volviendo a avivar las críticas.

Y también algunos pilotos reaccionaron negativamente al mensaje, como es el caso de Oliver Jarvis, con dilatada experiencia en resistencia, asegurando que de ser como el DTM dice, cree que nunca ha estado en una resalida donde el líder de carrera no mereciese ser sancionado.

En condiciones normales, Juncadella contaría con un nuevo triunfo en su casillero. Pero ni el piloto se ha enfadado en exceso. Sabe donde está, sabe de qué pie cojea el campeonato donde compite. Por su parte, el certamen tiene lo que quería; Paul di Resta, de Mercedes, acumula 229 puntos, Gary Paffet, de Mercedes también, suma 225, y René Rast, de Audi, llega a los 199 puntos, cuando restan 56 puntos por otorgarse. El DTM podrá vender una gran lucha por el título entre marcas hasta la última carrera.

Headshot of Sergio Martínez
Sergio Martínez

Experto en Fórmula 1 y Motorsport, especializado en el mundo de las carreras y la competición a motor, la cual lleva cubriendo más de una década en diferentes medios del sector. Obsesionado de las categorías de formación y desconfiado por naturaleza de todo lo que le cuentan.