En 1995, tras 18 años de ausencia en el Mundial, Seat reaparecía con un Ibiza GTI 16V grupo A pilotado por Erwin Weber en el Rally de Portugal, logrando la tercera posición en dos ruedas motrices. Ese año, además, lograron un doblete histórico en el Acrópolis con Weber y Rius, primero y segundo en Gr. A. La exitosa temporada sirvió para hacer ver el potencial del equipo a la dirección de la compañía, que convencidos por los resultados logrados, decidieron destinar un fuerte presupuesto para el desembarco en la nueva categoría de dos litros y dos ruedas motrices. El Ibiza Kit Car, evolucionado a partir del convincente grupo A del año anterior, es un eficaz coche de carreras con todas las tecnologías mecánicas -no electrónicas- que hoy en día se siguen utilizando en rallyes: tracción delantera, caja de cambios secuencial con autoblocante, motor dos litros 16 válvulas atmosférico, suspensiones completamente regulables y por supuesto diferentes configuraciones de chasis en función del terreno. Así, la unidad que probamos tiene especificaciones del rally de Kenia, lo que lo hacía mucho más indicado para los caminos que para el asfalto del circuito de Hostalric. El cambio secuencial es rudo pero muy rápido, con la palanca situada a la altura del volante junto al mando vertical del imprescindible freno de mano. Todos los controles me venían muy bien a las manos y con sus amortiguaciones de enorme recorrido los baches y socavones de las pistas de tierra aledañas no eran suficientes para perturbar la trayectoria marcada desde la rápida dirección.

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