Parecía difícil imaginarlo, pero los dos Carlos Sainz más famosos del motorsport se han juntado en una pista de carreras para hacer lo que les apasiona: competir.
Lejos del asfalto o de cualquier circuito convencional, el mítico piloto de rallies y uno de los grandes talentos de la F1 se ha puesto al volante de dos car-cross de 170 CV como producto de un pique padre-hijo.
La pista de tierra, que el principio debería favorecer a Sainz padre, fue el escenario de un espectacular duelo en el que el piloto de Toro Rosso demostró que las derrapadas corren por sus venas, y puso contra las cuerdas a su rival pese a tener enfrente a uno de los grandes en la historia de los rallies.
"Sin talento es imposible triunfar. Pero lo que le ha hecho grande son sus ganas de ganar, su perseverancia, saber cómo poner un coche a punto, fijarse hasta el mínimo detalle del coche", explica el joven piloto de 23 años.
De mismo modo, el campeón del Dakar no duda del enorme talento de su hijo: "Es un piloto extremadamente rápido, un gran talento. Nunca deja de aprender, de formarse y, para su edad, tiene ya una buena experiencia. Creo que tiene un gran futuro por delante", concluye.
