Las motos reclamaron su protagonismo ayer en la octava etapa del Dakar, que transcurrió entre las localidades de Uyuni e Iquique y que deparó varias sorpresas. La primera fue el triunfo de Pablo Quintanilla que al fin, tras dos participaciones desafortunadas en, tomó la senda de la victoria. El chileno se adjudicó su primera especial y se cuela en el podio provisional de la general.
Una clasificación que ya domina Marc Coma y es que el catalán se aprovechó de los problemas mecánicos que padeció Joan Barreda, para asaltar el liderato de una prueba a la que parece haber tomado la medida perfectamente. Terminó noveno, suficiente para encaramarse al frente de la tabla.
La etapa, sin embargo, no fue fácil para ninguno de los pilotos y es que tras una primera parte transcurrida por el Salar de Uyuni, afrontaron 38 kilómetros de especial con un recorrido más dificultoso de lo normal debido a las condiciones meteorológicas. Por delante de Quintanilla, Štefan Svitko y Juan Pedrero tiraron con fuerza en esta parte de la carrera, pero el piloto local supo medirse mejor y les arrebató la gloria en las últimas dunas.
Distinta suerte corrieron Alessandro Botturi, Michael Metge, Daniel Gouet y Jordi Viladoms, cuatro miembros del Top 20 que se vieron obligados y abandonar. Por su parte, Joan Barreda sufrió también importantes problemas mecánicos y fue tirado durante la mayor parte de la etapa por Israel Esquerre y Hélder Rodrigues. Los dos pilotos de Honda han perdido más de tres horas y dicen adiós a su sueño de ganar en Buenos Aires.
Entre las diez primeras posiciones del día la sorpresa la dio Laia Sanz, que firmó el quinto lugar, mientras que Xavier de Soultrait confirmó sus aspiraciones en Iquique con el sexto.
En quads, Jeremías González, con sólo 19 años logró la hazaña del día conquistando la meta de Iquique a pesar de su corta edad. Detrás de él cruzó la meta Ignacio Casale, que vuelve a tomar las riendas del rally tras el retraso acumulado por Rafal Sonik, a 21'42'' del vencedor de etapa.
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