Cuando Fernando Alonso aseguró que estaba compitiendo "contra Adrian Newey, no contra Sebastian Vettel", materializó en palabras lo que gran parte del paddock pensaba pero ningún piloto se atrevía a decir. Y aunque el español de Ferrari fue criticado por menospreciar a su rival en la pista, Sebastian Vettel, lo cierto es que el pensamiento generalizado es el mismo: el diseñador de Red Bull Racing es el artífice de un prodigio llamado RB8.

Fue en 2010 cuando Red Bull ganó sus primeros títulos de constructores y pilotos, y dese entonces prácticamente ha monopolizado la Fórmula 1. Pero mientras que Vettel ha sido el gran beneficiado de los diseños de Newey y su gente, Mark Webber sigue aspirando a conseguir un mundial. Aun así, ensalza el gran trabajo del ingeniero estrella de la Fórmula 1: "Newey siempre ve todo el conjunto, comprende lo que se necesita en el coche, los neumáticos, los pilotos… Y uno de sus puntos fuertes es que escucha a los pilotos", asegura el australiano según f1news.ru.

La magia de Newey no es un invento, ni un difusor mágico, ni un elemento aislado. Lo es todo: desarrolla el monoplaza en conjunto, haciendo que cada elemento interactúe con el siguiente para lograr el rendimiento más óptimo posible: "Newey nunca para; siempre está tratando de hacerlo mejor. Después de la carrera, si no hacemos doblete, ya está pensando en qué puede añadir al siguiente gran premio. Siempre tiene ideas. Sabe que el éxito depende de un número de factores que combinados hacen al coche más rápido. Siempre desarrolla el coche como un todo".