"Tenemos que acordarnos de estos días", ha dicho el ganador del Gran Premio de los Estados Unidos. Dirán que fue una carrera aburrida, pero sería injusto para una muestra de perfección como la que hoy nos han brindado Sebastian Vettel y Red Bull en Austin. El Circuito de las Américas ha asistido con sus gradas atestadas de público al octavo triunfo consecutivo del tetracampeón alemán, un hito que nunca antes había sucedido en la Fórmula 1 y que agranda todavía más su retahíla de récords con este que supera definitivamente las cifras de Alberto Ascari y Michael Schumacher con sus siete victorias seguidas.

Seb ha cimentado su aplastante dominio desde la salida, y con la aparente tranquilidad que acostumbra a manejar, para desesperación de los rivales y de una parte de la afición a la que le cuesta entender como este rubísimo alemán hace lo mismo que los demás, pero casi siempre más rápido. Es cierto que fue el único piloto de la parrilla que había probado en la pista antes de empezar la carrera, aunque a los mandos de un precioso AC Cobra azul, aunque sólo haya servido para demostrar que, además de concentradísimo, también disfruta de su momento de gracia en la F1.

Un Safety Car en los primeros compases de la salida sólo ha servido para retardar la cabalgada triunfal de un Vettel que ha sabido mantener al segundo clasificado casi siempre entre los siete y los diez segundos de distancia, con un frío manejo de su ritmo de carrera desde boxes, que siempre parecía ocultar unas décimas en la recámara. Y eso que la competencia no ha sido precisamente mansa esta vez: Romain Grosjean ha retardado su primera y única parada en boxes todavía más que el líder –y así ha terminado con las opciones de Grand Chelem de Vettel, que ha peleado cabezonamente por la vuelta rápida hasta llevársela puesta–, para acabar en una excelente segunda plaza.

El ritmo del Lotus ha sido limpio y preciso como un reloj suizo, pero insuficiente para luchar con los toros rojos. De hecho, la pelea del francosuizo, cada vez más maduro y coordinado con el equipo de Enstone, contra un Mark Webber bravo a pesar de rodar perjudicado por una fuerte vibración en frenada, ha sido el duelo más visible de un Gran Premio tedioso para el espectador que no quiera ver números y sólo espere adelantamientos.

Por su lado, Fernando Alonso se erige de nuevo como uno de los hombres del Gran Premio, a pesar de terminar en una modesta quinta plaza y por detrás del Mercedes de Lewis Hamilton, el objetivo que él mismo se marcó ayer después de la calificación, en su difícil intento por arrebatar a Mercedes el segundo lugar en el Mundial de constructores. Eso sí, el asturiano ha firmado su tercer subcampeonato mundial en Fórmula 1 en su duodécimo Mundial en activo y ha superado en pista a los dos Sauber con similares maniobras en la primera curva, donde se ha alejado de sus rivales antes del vértice y les ha batido en tracción con una trazada más suave antes de la zona de eses, auténtica especialidad de la casa para el ferrarista. Alonso también ha batido al McLaren de Pérez, con una estrategia que le ha permitido disfrutar de unas vueltas con la pista limpia y una parada de boxes muy limpia.

Fernando ha mantenido el ritmo de los líderes durante diversas fases de la carrera y, de no ser por una salida tan mala como cabía esperar desde la parte sucia de la parrilla –donde perdió la posición con Pérez–, hubiera podido ser cuarto por delante, entonces sí, de un Hamilton que no ha podido seguir el ritmo de Webber. En realidad, todos han salido mal por la parte izquierda de la formación, especialmente Webber, que partía segundo y ha caído al cuarto puesto en la primera curva, algo que también ha lastrado irreparablemente su carrera. En cualquier caso, el segundo Mercedes también ha cumplido su objetivo de mantener por detrás al Ferrari de Felipe Massa, descentrado en la gestión de los neumáticos con una estrategia a dos paradas.

Sin embargo, el hijo de Keke aún ha marcado dos puntos que dejan a la casa de la estrella con 15 de ventaja frente al equipo de Domenicali en el campeonato de constructores, a falta de sólo un Gran Premio para el final. Podrían haber sido más si Alonso no hubiera dado caza a Nico Hülkenberg. En una de sus típicas maniobras de 'trazada-contratrazada', le ha asestado una pasada de la que el alemán se ha querido resarcir en la última vuelta, aunque ha salido de nuevo trasquilado cuando Fernando ha repetido la maniobra de utilizar una trazada más abierta para ganar en tracción y devolverle a la sexta posición. En cualquier caso, ha sido un resultado muy meritorio para el piloto alemán que suena con fuerza para ocupar un asiento en Force India el año que viene.

Una parada, pocos adelantamientos
La escasez de cambios de posición en pista se ha cimentado en un desgaste de los neumáticos elevado si se quería ir a una parada, y en una dirección del viento que no ha favorecido los efectos del DRS. Así, Webber no ha podido ni siquiera atacar a Grosjean pese a que su ritmo de carrera era manifiestamente superior en los últimos compases de la misma.

Vettel ya había logrado ayer su octava Pole de la temporada, y además del récord histórico de hoy, su alegría ha puesto más ochos en el asfalto de Austin, los que ha 'pintado' en la pista en la vuelta de honor, perfecta rúbrica a una firma que, puesta en horizontal, significa lo que Vettel espera de su racha triunfal: que sea infinita. Pero hasta esto lo tiene claro en realidad: "No hay garantía de que estos días vayan a durar para siempre. Vamos a disfrutarlos tanto como duren", ha dicho el Campeón por la radio.

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