Como pasa en algunas películas, el Gran Premio de Brasil nos ha mantenido en ascuas durante su hora larga de duración, con la probabilidad de lluvia como telón de fondo de una carrera que, sin embargo, ha ganado Sebastian Vettel como casi siempre. El noveno triunfo del alemán es el broche de oro al año de su cuarto título Mundial, ya que ha conseguido igualar el número de triunfos en un año que hasta ahora ostentaba en solitario Michael Schumacher en su inolvidable cabalgada de 2004.

El resultado ha sido, quizá, lo más común de este Gran Premio, donde se han despedido definitivamente los motores V8 atmosféricos de 2.4 litros de cilindrada que han propulsado a la categoría reina desde 2006. El segundo puesto de Mark Webber, que también deja la Máxima para saltar al Mundial de Resistencia, era un resultado previsible para un Red Bull que ha podido rodar en condiciones de seco durante toda la carrera, si dejamos de lado las gotas que han caído sobre Sao Paulo en las últimas 15 vueltas de la carrera, que no han pasado de ser un mero elemento de tensión, ya que los tiempos de los pilotos no se han visto afectados por esta circunstancia, ya que se han mantenido las temperaturas de estos días y en ningún momento se ha acumulado el agua sobre el asfalto en cantidad suficiente como para provocar aquaplaning.

Lo que no es tan común es que los chicos de la escudería energética hayan pasado sus apreturas para llegar al triunfo. Y es que Fernando Alonso ha presionado durante toda la carrera a Mark Webber y, después de un inédito error de los mecánicos de Sebastian Vettel en su segunda parada, incluso ha respirado los aromas de la victoria por algunas vueltas, para luego volver a la realidad de que su montura no podía igualar el ritmo de los RB9 salvo en condiciones de lluvia y siempre que su equipo clavase la estrategia.

Excelente carrera de de Jenson Button, que tomó la salida con neumáticos duros y ha remontado desde la decimocuarta posición para terminar diez puestos más adelante. Sólo otra remontada, la de su compañero Sergio Pérez, le ha ensombrecido al pasar de decimonoveno en parrilla a sexto en la meta en su última carrera como piloto de McLaren, llena de pundonor y bonitas maniobras. Sin embargo, es Webber quien se lleva el premio a la despedida más salvaje, ya que se ha quitado el casco en la vuelta de honor –en clara infracción del reglamento deportivo– y luego incluso se ha caído durante la celebración en el podio.

Lo cierto es que el GP de Brasil prometía emoción y al menos ha exigido la tensión del espectador durante la mayor parte de su desarrollo. De primeras, Vettel ha salido mal y Rosberg le ha superado con facilidad en las Eses de Senna, al tiempo que Hamilton se colaba por delante de Alonso, que no ha calibrado el arranque tan perfectamente como su compañero Felipe Massa, que ha saltado dos puestos en los primeros metros para ponerse inmediatamente séptimo y dar cuenta más tarde de los dos Mercedes, que se han 'desinflado' a medida que sus neumáticos medios se degradaban con mayor rapidez que los de Red Bull o Ferrari.

Peor aún le han ido las cosas a Romain Grosjean, eliminado de la carrera cuando su motor ha dicho basta con sólo dos vueltas disputadas, un desafortunado anticipo al festival de roturas que los equipos han organizado en los boxes durante la tarde para despedir la era V8.

Ampliaremos esta crónica en breve. Hasta entonces, puedes consultar los tiempos y comentarios de la carrera del GP de Brasil aquí.