Cambio de rol para Sébastien Ogier, amo y señor del mundo de los rallye desde que en 2013 pusiera sobre la pista el Volkswagen Polo WRC, iniciado una racha triunfadora de cuatro títulos mundiales consecutivos. Ahora, en una nueva etapa con M-Sport y su Ford Fiesta, Ogier no ha dejado de contar con el apoyo de Red Bull, quien le ha dado la oportunidad de probar una máquina tan radical y a la vez diferente como los WRC con los que compite.

En un escenario que no podía ser otro que el Red Bull Ring, en Austria, y con un profesor de lujo como el ex piloto de Fórmula 1, David Coulthard, Ogier se puso a los mandos del RB7, uno de los Fórmula 1 más dominadores que han existido y con el que Sebastian Vettel consiguió uno de sus mundiales más fáciles, una máquina con 800 caballos de potencia y una aerodinámica que deja en pañales a la usada en Rally.

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Red Bull

“Es un mundo diferente. Estoy más emocionado que nervioso. Por supuesto es la primera vez que voy a ir tan rápido en una pista de carreras”, espetaba Ogier momentos antes de subirse al Red Bull para completar unos cuantos giros en los que pudo disfrutar de la notable aceleración, pero sobre todo de la poderosa frenada y el grandísimo paso por curva que caracteriza a los Fórmula1 , experimentando en sus carnes lo que es sufrir 4,5G.

“Tengo 33 años y cuando era niño, Ayrton Senna era mi ídolo, y por supuesto, soñé con tener la oportunidad de probar un día este tipo de coche. Para que un piloto de carreras se divierta, hay que ser rápido, y un Fórmula 1 es el coche más rápido que puedes pilotar. Por supuesto que todo piloto de carreras quiere sentir eso un día., concluyo el campeón galo.