De la costumbre a la obligación hay un paso. Por eso, la sonrisa de Roberto Merhi hoy no ha sido tan esplendorosa como la de ayer. El de Benicàssim se ha llevado la plata en la segunda carrera de la World Series by Renault 3.5 en el enrevesado trazado de Hungaroring, un segundo puesto que le acerca al líder del certamen, Carlos Sainz, que mantiene la respetable delantera, aunque por 16 puntos y con 100 en juego. Un resultado de campanillas para Merhi, vaya.

Sin embargo, si quedar entre los tres primeros era un triunfo para el piloto de Zeta Corse en los primeros compases del campeonato, ahora la presión por ganar –la propia y la ajena– es mucho mayor, así que la victoria parece un 'must': Roberto se ha convertido de pleno derecho en un firme candidato al título y eso no ayuda a casi nada. "El balance es bueno, pero no estoy muy contento con el resultado, porque salir desde la Pole y acabar segundo no es lo que esperas, quieres ganar", ha dicho.

Menos beneficios todavía tiene Carlos Sainz, el líder del campeonato. Siempre ha sido peor mantener la calma cuando alguien lleva a la zaga al rival en remontada que ir de menos a más y dar caza al contrario. El madrileño no ha salido bien hoy, como tampoco lo ha hecho Merhi. Roberto ha perdido la Pole en favor de Nato y nunca ha vuelto a liderar, mientras que Sainz ha caído de la segunda a la quinta plaza, perjudicado por unos primeros metros conservadores y también por un fallo del sistema anticalado que le ha dejado 'clavado' en la primera curva. Unos frenos menos eficaces de lo debido han dado la puntilla al DAMS número 1, junto con una puesta a punto imperfecta para la carrera, así que Carlos ha hecho suficiente con perder sólo una posición más en favor de Pierre Gasly, que ha completado el podio de hoy, tras Merhi y el ganador Norman Nato.

Las imperfecciones de su montura y el discreto resultado final son, en realidad, otra prueba más para el temple de Sainz, que hasta ahora ha soportado sin perder velocidad el 'batacazo' del fichaje de Max Verstappen como piloto de Toro Rosso para 2015. El holandés no ha tenido que superar la larga cadena formativa que Carlos lleva a sus espaldas, y así ha librado las espadas de Damocles hasta ahora.

Carlos sí que sabe qué son los 'todo o nada', y por eso mantiene un brillo que ha demostrado en la calificación de esta mañana, donde ha firmado un meritorio segundo puesto en condiciones mixtas, sólo por detrás del inspiradísimo Merhi. Y pese a todo, 'Teto' tampoco ha firmado hoy la salida de su vida: "Interpreté que habría un poco menos de agarre y no forcé. Quizá tendría que haber sido más agresivo", ha dicho Merhi. Y como un error lleva a otro, en la primera frenada ha bloqueado un neumático delantero y lo ha 'rematado' en la segunda, con otra frenada más allá del límite para buscar un liderato que finalmente se le ha escapado.

"Hoy en carrera era muy rápido, aunque no he podido demostrarlo", ha asegurado. "Pensaba que llevaba un buen balance de frenos, pero seguramente estaba demasiado adelante, y eso tampoco me ha ayudado. Cuando lo he corregido ya llevaba el plano en el neumático", ha reconocido con cierta amargura.

Ha sido la 'goma-penitencia' para Merhi, ya que el equipo había previsto sustituirle sólo las ruedas traseras en la parada de boxes y, por tanto, ha arrastrado la goma defectuosa hasta la bandera a cuadros. Esta circunstancia y lo estrecho y revirado de la pista húngara le han impedido optar a la victoria y, con ella, siete puntos que Merhi no deja de juzgar como importantes. Porque cuando hay un campeonato en juego, todo es importante, todo duele.


RICOS Y POBRES

La actuación de Merhi en lo que llevamos de campeonato ha sido francamente sorprendente, aun para quienes le hemos seguido desde hace muchos años y conocido sus exhibiciones en Fórmula Renault 2.0 ó en la F3 Euroseries que venció en 2011. Indudablemente talentoso y veterano –así hay que llamar hoy a un piloto de 23 años–, 'Teto' es un piloto de intuición, de los que saben sacar casi todo al coche desde la primera vuelta, y su filosofía no ha cambiado en la World Series, donde ya acumula tres victorias este año pese a llegar desde un 'exilio' de dos años en el DTM. Pero la alquimia no se logra con un solo ingrediente y, en este sentido, el crecimiento exponencial del equipo Zeta Corse en los últimos meses resulta fundamental para comprender la gesta del piloto de Benicàssim.

Esta escudería, donde precisamente Carlos Sainz disputó algunas carreras el año pasado, tiene en realidad muy poco que ver con la que el hijo del bicampeón mundial de rallyes encontró en su debut en la World Series. El año pasado, la escudería estaba dirigida por Giancarlo Zampieri–padre del piloto Daniel Zampieri–, de ahí la Zeta, y surgió de las cenizas de BVM con más ilusión que presupuesto. De hecho, cuando Carlos Sainz llegó allí de la mano de Red Bull, el equipo estaba al borde de la quiebra técnica, hasta el punto de la escasez de repuestos y el impago de los trabajadores, comprensiblemente desmotivados a medida que se acumularon las nóminas pendientes.

La situación, sin embargo, cambió radicalmente con la entrada en escena de la familia Porteiro, a buen seguro conocida por el lector por el pasado como pilotos de Félix y Santiago. El primero de ellos trabajaba en Zeta Corse el año pasado, y todos buscaron el apoyo de nuevos inversores para reflotar el equipo de cara a 2014, hasta que convencieron al clan de los Mavlanov para entrar con fuerza en el accionariado del equipo. Con el acuerdo sellado, los rublos y la meritoria gestión de Porteiro, ahora al frente del equipo, se tradujo en la llegada de nuevo personal muy cualificado, buen material y la posibilidad de elegir a un piloto de referencia que no tuviese que poner dinero sobre la mesa.

El empeño de los Porteiro y la excelente disposición y adaptación de Roberto Merhi fueron el caldo de cultivo perfecto para que Zeta Corse renaciera de sus cenizas para convertirse en uno de los equipos con más recursos del campeonato, capaz de rivalizar con el verdadero referente del certamen, DAMS, el conjunto campeón donde milita Carlos Sainz.

El madrileño también llegó a su equipo sin aportar dinero, en su caso por designio del Red Bull Junior Team, que le da cobijo – y también fuertes presiones– desde 2010. Su llegada a la World Series tuvo un inicio 'suave' el año pasado, pero tuvo que compaginarlo con un duro año de GP3 en Arden, que a su vez sucedía a una doble experiencia en Fórmula 3 –la británica y la europea– en 2012. Muchos kilómetros y experiencia, pero con programas intensivos y sometidos a la férrea y particular meritocracia de Red Bull, sin plácidas concesiones a base de talonario o apellido.

No sería preciso, por tanto, achacar el estatus de Sainz a factores ajenos a su pericia al volante, de la misma manera que lo sería asociar el éxito de Merhi a su mayor veteranía. Probablemente, el de Castellón hubiera querido contar con el apoyo de Red Bull y despreocuparse del presupuesto, ya que su carrera ha estado jalonada por dificultades económicas –su paso a los turismos, por ejemplo, fue más un imperativo que una elección–. Pero quizá también Sainz hubiera preferido trabajar con la presión propia y la de su entorno, sin los ultimátum del doctor Marko o la del público que lo prejuzga o, cuando menos, lo espera todo de él sólo por su nombre. Ambas hubieran sido alternativas razonables, ya que el talento les asiste a ambos. Al margen de las hipótesis, Merhi se juega su futuro en la alta competición, ya que necesita deslumbrar para aspirar a un asiento en la Fórmula 1 del próximo año –un objetivo cada vez más complicado por la cotización millonaria de los asientos, incluso para los pilotos más brillantes–, mientras que Sainz también juega probablemente su última carta en Red Bull, un programa que de momento le ha negado la promoción automática a la categoría reina aunque cumpla los objetivos que le fijaron a inicios de año. Ambos tienen mucho que ganar y casi todo que perder.

Por tanto, de cara a las últimas dos citas de la World Series by Renault 3.5 edición 2014, habrá dos españoles en lo alto que se batirán con tanto empeño como lealtad –su relación es cordial dentro de la rivalidad–, y no dos clases sociales en desigual batalla.

Roberto Merhi arrasa bajo el agua de Budapest; Sainz remonta diez puestos y se mantiene líder