Carlos Sainz llegó a la Fórmula 1 en 2015, tras coronarse campeón de la ya extinta World Series. Esto fue posible gracias a la decisión de Vettel de cambiar de aires, que propició la promoción de Daniil Kvyat al primer equipo de Red Bull, decantándose Toro Rosso por Max Verstappen y el piloto español, a pesar de la inexperiencia de ambos en el Gran Circo.

Sainz, cuestionado tiempo atrás por una temporada mejorable en Fórmula 3 y perder el duelo directo con Kvyat en GP3, cogió el último tren disponible para llegar a la Fórmula 1, respondiendo ampliamente a las expectativas, pues con un duelo vibrante con su compañero de filas, se convirtió en una de las atracciones de un año carente de emoción en la parte alta de la tabla.

Aunque la temporada terminó muy favorable para Max Verstappen, con 49 puntos por los 18 de Carlos, los resultados estuvieron repletos de matices e incluso en clasificación, el piloto español pudo doblegar al neerlandés, demostrando a Red Bull que había piloto. El cuento cambió en 2016, con el intercambio en Red Bull entre Kvyat y Verstappen. Ya en Toro Rosso, el ruso no fue rival para Sainz, que lo derrotó con continuidad.

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El final de la temporada 2017, donde Carlos volvió a vapulear a Kvyat, le trajo como regalo su traslado a un equipo de fábrica, al equipo Renault, que llevaba años mostrando interés en el madrileño. Sainz debutaba de forma excepcional, con un séptimo puesto, y en clasificación andaba a la par con el más veterano Nico Hülkenberg, si bien, por distintos motivos, finalmente Sainz solo pudo puntuar en una de sus cuatro participaciones, siendo superado en puntos por Hülkenberg en el mismo periodo. Pero no se trataba más que de una primera toma de contacto.

Para 2018, Sainz comenzaba con muchas esperanzas puestas, conocedor del trabajo de Renault, sabedor de que con las decisiones acertadas podrían dominar el nutrido y complicado pelotón de la F1. Sin embargo, las cosas no están saliendo como el piloto español desearía, y le está costando encontrar esa última décima que sí está sacando Hülkenberg, y que debido a lo compactado del grupo, se traduce en una considerable cantidad de puntos, al igual que ocurre con Fernando Alonso y Stoffel Vandoorne.

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Hülkenberg ha sido el único, junto a Fernando Alonso, en derrotar a su compañero de equipo en las tres sesiones de clasificaciones, además de quedar por delante en las tres carreras, lo que ya arroja un saldo de 22 puntos a solo 3. El piloto alemán ha conseguido terminar dos veces en la sexta posición, además de un séptimo puesto en Australia, mientras, Sainz se tiene que conformar con la décima posición de la primera carrera, y el noveno puesto de China.

Parece que Sainz, al que no se le pueden achacar grandes errores en carrera más allá de la salida de pista que sufrió antes de ingresar en boxes en Australia, se ha encontrado con su primer gran coco en Fórmula 1, Nico Hülkenberg, piloto al que hasta la fecha no ha conseguido meter mano y que va a presentar un gran reto para el piloto español.

Ya consiguió en el pasado presentar batalla a todo un Max Verstappen, por lo que nada indica que no pueda volver a hacerlo, pero empieza a urgir, pues Sainz, como alternativa de Red Bull, tiene muchas miradas puestas sobre él y su futuro puede tomar un rumbo muy diferente dependiendo de cómo se resuelva el duelo de esta temporada.