Cuando el grupo de capital de riesgo CVC entró en Fórmula 1, hizo lo que se podía esperar de alguien que busca aumentar su beneficio. Y no es que el resto de la humanidad no quiera ganar dinero con su actividad laboral, sino que para los grupos de riesgo lo importante es el “ya”, y nunca la sostenibilidad.

Entre muchos de los cambios que fueron introduciendo con los años se incluye el de una mayor apuesta por la televisión de pago. Estas plataformas ofrecían mucho más dinero que las televisiones en abierto con el contratiempo que supone llegar a mucha menos gente. Una apuesta que bien se podría definir como pan para hoy y hambre para mañana, pues descuidar al potencial aficionado es precisamente la actitud que podría condenar a una disciplina tan elitista como la Fórmula 1. Sin aficionados, no hay Fórmula 1, o al menos, no tal y como la conocemos.

Las audiencias han disminuido en los últimos años por motivos evidentes. Muchos aficionados a la Fórmula 1 tuvieron que dejar de ver este hobby por no tener poder adquisitivo, ya que es una afición que se inculca desde la niñez, o bien quién tenía poder adquisitivo no estaba dispuesto a adherirse a una plataforma televisiva que prácticamente te obliga también a contratar internet, teléfono fijo y teléfono móvil. Muchos de estos aficionados se han decantado por otras disciplinas a lo largo de los años, disciplinas que han podido seguir de forma gratuita.

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Ahora, con la entrada de Liberty Media en la Fórmula 1, parece haber cierta urgencia en no solo captar nuevos aficionados, sino también en cuidar a los ya existentes, motivo por el que la idoneidad de la televisión de pago es objeto de debate, como así ha reconocido Jerome Stoll, presidente de Renault Sport en conversaciones con Motorsport.com;“Debemos trabajar juntos para aumentar la audiencia. Puedes aumentar la audiencia de diferentes maneras. Durante años, la televisión de pago ha sido el sistema, pero podría ser diferente en los próximos años.”, afirmó Stoll.

El de la televisión no fue el único tema a debatir con la propietaria de la Fórmula 1, si bien el segundo tema ya entraba en un claro conflicto de intereses, ya que Stoll pidió que sean los fabricantes los que tengan más peso en la Fórmula 1 ya que son los que invierten y desarrolla y sin los cuales, a fin de cuentas, no habría competición, esto siempre en palabras del presiente de Renault, y que choca con la realidad, ya que mientras los fabricantes acostumbran a entrar a salir a capricho del gran circo, son los llamados equipos históricos los que han mantenido a flote la competición durante décadas.

Y es que hay que recordar que en la Fórmula 1 actual apenas hay dos constructores convencionales, como son Mercedes y Renault, y dos fabricantes de super deportivos, como son Ferrari y Mclaren, con la incógnita de Honda, que solo provee de motores. Por este motivo, pedir que sean los fabricantes los que sobresalgan es sin duda un deseo demasiado interesado.