Fin de semana complicado para Red Bull en Rusia. El equipo austriaco no ha podido igualar en ningún momento el rendimiento mostrado por Mercedes y Ferrari en el circuito de Sochi, quedándose relegado a un tercer puesto muy alejado de la lucha por la victoria e incluso sintiendo la amenaza de Williams en la sesión de clasificación.

Las cosas no mejoraron en carrera para el equipo de la bebida energética. Justo antes de la carrera, Max Verstappen sufrió una fuga de agua que los mecánicos pudieron arreglar con una solución improvisada debido a la falta de tiempo: sellando el punto por donde el monoplaza estaba perdiendo líquido. Al final, el vehículo aguantó y el neerlandés pudo terminar la carrera, pero a un minuto de distancia de Valtteri Bottas.

Daniel Ricciardo tuvo un día aún peor. El piloto australiano tuvo que retirarse de la carrera tras el periodo de coche de seguridad por un problema de frenos. A pesar de ir a una velocidad muy lenta, fue capaz de llevar el monoplaza hasta boxes para que los mecánicos pudieran comenzar a investigar el problema con un extintor en la mano, en caso de que el disco de freno comenzara a arder. Red Bull tiene mucho trabajo que hacer si quiere plantar cara a Mercedes y Ferrari de manera regular.