No es ningún secreto que, en décadas pasadas, cuando la Fórmula 1 era una disciplina indiferente para la mayoría de los españoles, ver a algún piloto de la Península Ibérica enfrentarse a los mejores conductores del mundo suponía un hecho muy singular.

Los precursores de Fernando Alonso nunca destacaron especialmente en los monoplazas, pero eso no quita el mérito que tenía alcanzar tal disciplina automovilística. Además, dicha realidad no significa que estos protagonistas fueran mediocres con un volante entre manos, sino todo lo contrario.

En ocasiones, las pruebas de turismos y resistencia servían para redimirse de los malos resultados cosechados en la hoy denominada categoría reina. Esa, precisamente, es la historia de Alex Soler-Roig. Este barcelonés, hijo de un prestigioso médico catalán, fue el tercer español que participó en el mundial de Fórmula 1, acabando con una ausencia de pilotos nacionales en la competición de diez años completos.

No obstante, la F1 no fue el epicentro de su trayectoria. Es más, Soler-Roig comenzó familiarizándose con las carreras vía el motociclismo. Eso no quitó que pronto se cambiase a las competiciones de turismos y rallies. Con Fiat y Porsche como sus marcas habituales, los primeros triunfos de Alex llegaron en 1958, curso en el que ganó, entre otras citas, el rally de Cataluña y el trofeo Nuvolari, celebrado en su ciudad natal.

Esto le permitió atraer patrocinadores y correr el legendario Rally de Montecarlo. Pero, después de estos primeros destellos en el automovilismo, presiones familiares y profesionales le hicieron interrumpir su progresión profesional. Esto, evidentemente, tuvo repercusión en su carrera deportiva.

No fue hasta diez años más tarde, teniendo ya 35 primaveras, cuando el español retomó su gran pasión. En 1967 participó en la Fórmula 2 con un Lola, en lo que fue su primera toma de contacto con los monoplazas, pero fue en 1968 cuando su carrera cobró intensidad. Además de seguir en la F2, participó nada menos que en las 24 Horas de Le Mans de la mano de Porsche. Lamentablemente, tuvo que retirarse.

Al año siguiente, ya más rodado, Soler-Roig tomó la salida en las 24 Horas de Daytona. Su actuación fue tal que, hasta que su compañero de equipo tuvo un accidente, ambos lideraron la cita. Además comenzó a forjar una increíble relación con una de las leyendas de las carreras: Jochen Rindt. Juntos, ganaron las 6 Horas del Jarama.

La victoria en tierras españolas no fue el único resultado de relevancia que consiguió esta pareja. En 1970, volvieron a unirse para correr los 1.000 kilómetros de Buenos Aires, donde quedaron segundos. Dadas las buenas sensaciones que desprendía Alex al volante, la escudería de Rindt, Lotus, le dejó un coche al español para que este compitiese a título personal en el GP de España de F1. De este modo, Alex Soler-Roig se convirtió en el tercer español en participar en la categoría reina del automovilismo.

Lamentablemente, el catalán no pudo tomar la salida en esta ocasión, debido a que dirección de carrera decidió que sólo corriesen 16 participantes. Fue una gran decepción, ya que el conductor local había calificado a menos de una décima del tiempo de un joven Mario Andretti. Tras esto, Roig volvió a intentarlo en Bélgica y Francia, pero tampoco pudo tomar la salida. El primero de los intentos fue el más frustrante, ya que problemas en la preparación del Lotus le hicieron llegar al sábado con poquísimo rodaje. De dicho año le quedó el consuelo de ganar el campeonato español de Sport-GT.

En 1971, la escuadra March se fijó en el barcelonés, por lo que decidió incorporarle a sus filas junto a todo un fuera de serie como Ronnie Peterson. Evidentemente, estar junto a tal figura no ayudó a Soler-Roig. El español no acabó ninguna de las cinco citas en las que participó e, inevitablemente, perdió su asiento en favor de Nanni Galli. De todos modos, hay que apuntar que el italiano no puntuó en ninguna de las carreras. Al curso siguiente, Roig volvió a probar suerte junto a Malboro BRM en Argentina y España, pero con resultados idénticos a los de las ocasiones anteriores.

Esta imagen que Alex Soler-Roig dejó en el gran circo no se asemejó para nada a las competiciones de resistencia donde se presentó en el 72, su último año en activo. En esta temporada, aparte de ganar el Campeonato Español de Turismos, cuarto en el de Alemania, y cosechar buenos resultados en el europeo, quien compartiese volante con el emblemático Rindt se llevó las 24 Horas de Paul Richard, las 24 Horas de Spa, las 4 Horas del Jarama, las 4 Horas de Zandvoort y las 3 Horas de Montjuich. Con tal palmarés en un solo curso, no es de extrañar que, a los 42 años, el catalán decidiese dejar las carreras y centrarse en sus negocios personales. A día de hoy, es historia viva de nuestro automovilismo.