Kevin Magnussen lleva en la sangre la pasión por la velocidad y la conducción. Jan Magnussen, su padre, debutó, también, con McLaren en 1995 en el GP del Pacífico pero sólo para sustituir a Mika Häkkinen por la operación de apéndice a la que se había sometido el finlandés días antes. Concluyó 10º y no volvería a pilotar en un Gran Premio hasta la temporada 1997, la cual completó con el equipo Stewart. Su mejor posición fue un sexto en el GP de Canadá de 1998, en la que sería su última participación en la Fórmula 1 debido a que los resultados no fueron los esperados por Jackie Stewart, que había depositado toda su confianza en un talento "que se asemeja a Ayrton Senna", según llegó afirmar el tricampeón escocés.

Mientras su padre ya ha logrado cuatro victorias en la categoría GT-Pro de las 24 horas de Le Mans y afronta un nuevo año en la Resistencia, Kevin Magnussen ha llevado la emoción al rostro de su progenitor. Durante estos días, hemos podido escuchar hablar al bueno de Jan de su hijo Kevin con la emoción tiñendo su voz, al igual que lo hizo con su rostro al ver el McLaren MP4-29 superar la bandera a cuadros el pasado domingo en Australia.

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Las comparaciones con Lewis Hamilton son inevitables. Sí es cierto que el británico entró en la Fórmula 1 en una época en la que las GP2 Series parecía cumplir la función que se le había encomendado, el danés lo ha hecho esta temporada con la corona de laureles de la Fórmula Renault 3.5 bajo el brazo. La velocidad a una vuelta del inglés y la facilidad demostrada para adelantar en la temporada 2006 de la GP2, son superadas por la cabeza fría, estable y la madurez que Kevin Magnussen ha demostrado desde 2012 y que ha mostrado a medio planeta en su debut con McLaren durante este domingo pasado.

Aunque Hamilton ha conseguido vencer casi cada categoría de formación en las que participó, Kevin tiene mucho recorrido por delante y será capaz de batir los registros del británico. Apadrinado por McLaren y toda su directiva, el danés no dudará este año y su inocente sonrisa será vista en el podio más de una vez. La sorpresa fue mayúscula para él, pero lo cierto es que Magnussen sólo necesita de un coche que cumpla de manera normal las expectativas para regalar al deporte tardes de gloria. Y todo esto sólo acaba de iniciar su andadura en este 2014…

UN KVYAT DE RÉCORD

La otra inesperada actuación, sorprendentemente imberbe, llegó por parte de Daniil Kvyat. El ruso, con unos 19 años que no le impiden pilotar como un monstruo devorador de pianos, se graduó con una solvencia que ya apuntó en la segunda mitad de la temporada 2013 de la GP3 Series. Llegar a la Fórmula 1 y batir récords, eso es lo que ha hecho el piloto eslavo -de apellido casi impronunciable- y es lo que amenaza con seguir rompiendo en los próximos meses.

La comparación con Sebastian Vettel es necesaria e inevitable. El alemán, tetracampeón del Mundo, tras seis temporadas completas en la Fórmula 1, comenzó de la mano de BMW Sauber en aquel 17 de junio de 2007 sobre el asfalto de Indianápolis. Curiosamente, también “baby” Vettel arañó un punto aquella jornada -en aquel año sólo puntuaban los 8 primeros-, al igual que hizo Kvyat este fin de semana, que se convertiría en 2 puntos tras la sanción a Ricciardo. El piloto germano era llamado para sustituir al lesionado Kubica tras su terrible accidente en Canadá. Con 19 años, 11 meses y 14 días, excedía cualquier expectativa en su debut, logrando el récord de precocidad a la hora de puntuar en un GP de Fórmula 1.

Pero ese récord ha sido batido por un Kvyat con 25 días menos de vida que el alemán y que ha demostrado que, aquellos que pensamos que el salto de la GP3 Series -compaginadas con el FIA F3- era excesivamente grande, estábamos inicialmente equivocados. Aún tiene que lidiar con la presión de toda una temporada completa en el ‘Gran Circo’ pero Toro Rosso no aspira a victorias, como sí ocurre en McLaren con Magnussen, y el ruso debe ser capaz de puntuar de manera más que regular con la escudería de Faenza.

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Daniil Kvyat en Australia

En este caso, la presión añadida del Dr. Marko y el Red Bull Junior Team es otro elemento a tener en cuenta. Interesantes pilotos ya fueron “quemados” por el programa inmisericorde del austriaco, como nuestro Jaime Alguersuari o Mirko Bortolotti, por lo que su madurez como piloto, y la cabeza fría, serán indispensables para el desarrollo exitoso de su 2014. El ruso tiene la suerte de tener al lado a un Jean-Eric Vergne que ha estirado la cuerda este invierno para seguir en el seno del equipo junior de Red Bull, en vez de verse sustituido por un Antonio Félix da Costa que merecía más, y que cuenta los días que le restan hasta alcanzar la Fórmula 1. El francés no le creará demasiados problemas; de hecho, Kvyat y el equipo reconocieron que el piloto galo no fue superado por el ruso porque este tuvo que ahorrar combustible en las vueltas finales de la carrera de Albert Park si no, hubiera sucumbido a las primeras de cambio.

Quedan 18 Grandes Premios por delante, pero Kevin Magnussen y Daniil Kvyat están destinados a proporcionarnos tardes de gloria en este deporte. Su juventud, unida al desparpajo en pista y a la solidez de su pilotaje, les hacen firmes candidatos a reemplazar en lo alto de la parrilla a sus antecesores. Algunos dudarán de su excesiva bisoñez pero la Fórmula 1 está necesitada de sangre de este espesor. Los títulos del futuro -más pronto que tarde- llevarán sus nombres.