Las deudas de Kingfisher, empresa propiedad del jefe de Force India, Vijay Mallya, a bancos, aeropuertos, proveedores de gasolina y personal sobrepasan los 1.500 millones de euros. Además, este negocio debe pagar 45 millones de euros a la Unión Bancaria de la India. Por lo tanto, los altos cargos de esta entidad han acusado al indio de morosidad, dos años después de que su aerolínea perdiera su licencia para volar cuando no pudo poner fin a una huelga emprendida por el personal, que se quejaba de que no había recibido sus correspondientes sueldos.

"Será difícil para Mallya y Aerolíneas Kingfisher acceder a más fondos de fuentes bancarias tradicionales", afirmó un oficial del banco indio.

El próximo paso de la Reserva del Banco de India sería confirmar el nombre de Mallya como moroso deliberado y colocar una noticia con este efecto en su página web. Este indio ha sido llamado a personarse ante la entidad para defenderse, sin embargo, ha rechazado esta opción, de acuerdo con la agencia india Press Trust.

Al respecto, la compañía Kingfisher, del grupo United Breweries Group, que no ha reportado beneficios desde que comenzó a operar en 2005, se ha negado a comentar

"Aerolíneas Kingfisher murió hace dos años. Tras el movimiento de la Unión Bancaria de la India no es posible revivirlo", añadió un asesor del sector de la aviación.

Otros bancos en los que Mallya también está endeudado han comenzado varios procesos similares contra él, según la agencia anteriormente citada. Las relaciones entre los bancos indios y sus solicitantes de préstamos más influyentes ha vuelto a ser un tema de actualidad en las últimas semanas, tras la detención del presidente del Banco Sindical indio por supuesto soborno con el objetivo de conseguir extensión de préstamos para compañías privadas.

Mallya, que era llamado "rey de los buenos tiempos", aunque actualmente es propietario de Force India, consiguió su fortuna principalmente a través de su negocio de bebidas y ahora lucha para mantenerlo.